viernes, 25 de octubre de 2013

LA FILOSOFÍA DE LA POSMODERNIDAD

Vivimos en un tiempo de “astronautas” y “náufragos”, de “fanáticos” y de “zombis”.  La filosofía ha abandonado las grandes cuestiones que la han asediado desde antaño para entrar en el sendero del pensamiento débil. La modernidad ha encontrado su ocaso, su deterioro e incluso, para algunos, su fallecimiento.  Pero junto al pensamiento filosófico, también la ciencia, el arte, la moral, la religión... han perecido en brazos de la ideología de la posmodernidad.  Ella es, sin duda, una gran representante del pensamiento de finales del siglo XX.

1.  LA FILOSOFÍA POSMODERNA

¿Es posible tratar de la filosofía posmoderna? ¿No es acaso la posmodernidad el deterioro definitivo de lo filosófico?  Autores como Lyotard, Vattimo, Lipovetsky, Finkielkraut, entre otros, se han ocupado de mostrar una nueva forma de entender la filosofía.  Los grandes maestros han desaparecido porque todo vale. La posmodernidad es la victoria ¿definitiva? de los sofistas frente a la Filosofía, con mayúscula, frente a los grandes Sistemas, frente a la Ontología, la Moral, la Estética o la Religión.

El pensamiento posmoderno surge como reacción a la Ilustración del siglo XVIII, a la filosofía que cree en la absolutización de la Razón y en el sentido único de la historia.  Rousseau, Kant o incluso más tardíamente Hegel pueden considerarse los filósofos prototípicos de la modernidad.  Frente a ellos la obra demoledora de Nietzsche abre las puertas del abismo posmoderno1.  Nietzsche es uno de los exponentes de la que Paul Ricoeur 2  llamaba “filosofía de la sospecha”, y esta sospecha, en el caso de Nietzsche, radica precisamente ahí, en el hecho de considerar que la modernidad no es más que la recuperación de la vieja tradición apolínea occidental que surgió con Sócrates y Platón y que culmina en el proyecto ilustrado.
Nietzsche formula en su obra “La gaya ciencia” la sentencia que proclama el fallecimiento de la modernidad: Dios ha muerto.  No hay desde ahora un punto de referencia común, un fundamento axiológico, un “arriba y un abajo”.  Es la irrupción del nihilismo:  “Nietzsche, en efecto, ha demostrado que la imagen de una realidad ordenada racionalmente sobre la base de un fundamento (la imagen que la metafísica se ha hecho siempre del mundo) es sólo un mito “tranquilizador” propio de una humanidad todavía bárbara y primitiva...” 3.
Ya no hay verdad filosófica, sino verdades; no existe un sentido de la historia, sino que cada cual debe inventar el suyo, y la razón, el viejo instrumento filosófico que había creado el pensamiento griego, deja de tener vigencia...
Un hombre loco aparece en pleno día en una plaza pública con una linterna exclamando: “Busco a Dios, busco a Dios”.  Pero como había muchos que no creían en Dios sus gritos provocaron risas.   “¿Es que se ha escapado? ¿Acaso se ha escondido?”.  El hombre loco no se altera.  Se encara a ellos y les dice: “Nosotros hemos matado a Dios. ¡Todos nosotros somos sus asesinos!”.  El fragmento pertenece a La gaya ciencia de Nietzsche.  Dios es el horizonte, y nosotros lo hemos borrado, aniquilado.  Es evidente que no debe interpretarse el concepto de Dios en el sentido clásico de  “Dios cristiano”.  Como Heidegger se ha ocupado de mostrar en sus trabajos sobre Nietzsche, Dios es todo el mundo suprasensible, el mundo de las ideas de Platón, el ser trascendente.  La muerte de Dios significa ontológicamente que el ser es ente, que el ser es lo que aparece, que el ser es superficie, es presencia.  Heráclito, con su “Todo fluye”, ha barrido a Parménides, el de “El ser es”.
El propio Nietzsche se asustó de su descubrimiento.  La muerte de Dios lleva consigo la muerte del hombre, del sujeto moderno.  Desde ahora ya no será posible, en su opinión, volver a situar a la realidad como punto de partida de nuestras indagaciones y elucubraciones.  El ego cogito cartesiano, el sujeto trascendental kantiano, o incluso el sujeto absoluto de Hegel, son aniquilados definitivamente.  El sujeto epistemológico quedará superado, en las nuevas filosofías posmodernas, por el sistema (Luhmann) y la estructura (Foucault).  El superhombre de Nietzsche no es un hombre superior, más hombre, más individuo, más sujeto, sino la categoría que rompe con el antiguo concepto moderno de hombre.  El superhombre de Nietzsche supone un antihumanismo 4.

Heidegger también recuperará esta nueva tradición posmoderna al considerar al ser humano como pastor del ser, y oponerse así al humanismo existencialista sartriano.  Pero la superación del hombre en superhombre es una mutación definitiva.  El concepto de superación queda, en las filosofías posmodernas, completamente fuera de combate.  Lo mismo sucede con las viejas categorías del pensamiento europeo tradicional.  Ya no existe el progreso, ya no tiene sentido pensar en el sentido.  El superhombre anunciado en la muerte de Dios de Nietzsche lleva consigo una nueva concepción del tiempo y de la historia que acaba por derrumbar la escatología judeocristiana: el eterno retorno.

El presente, el instante, cobra una radical primacía frente al pasado o el futuro.  Sólo el presente vale, porque cada instante es único y no hay esperanza en el mañana, en el después.  Ya no hay proyecto, porque ya no hay sujeto para proyectarse.  Tampoco es posible concebir el progreso histórico 5.  El presente es la única dimensión de la temporalidad que sigue vigente.  Todos los valores de la antigua persona perecen.  No hay otro Ser que la pura presencia, el ser no trasciende los entes, porque admitir tal trascendencia supondría aceptar la realidad del Absoluto, y ello no es posible en la filosofía de la posmodernidad.  De ahí que el ser no posea “estructuras estables”6, para que el pensamiento tenga donde agarrarse.  El pensamiento no puede fundarse, porque no hay “fundamento” (Grund, en alemán).  Todo es precario, todo es relativo.  Si acaso solamente existe una certeza absoluta, una certeza mínima: la negación del absoluto, o el absoluto de la relatividad.  Jameson ha resumido en cinco los rasgos constitutivos de la ideología de la posmodernidad 7:

1.  Una nueva superficialidad que se encuentra prolongada tanto en la “teoría”  contemporánea como en toda una nueva cultura de la imagen o el simulacro.
2.  Debilitamiento de la historicidad.  La modernidad encuentra su final desde el momento en que no es posible descubrir una visión unitaria de la historia 8.

3.  Un subsuelo emocional totalmente nuevo.
4.  Profundas relaciones de todo ello con una nueva tecnología.
5.  Misión política del arte en el nuevo espacio mundial del capitalismo multinacional avanzado.

Pero la posmodernidad es, ante todo, la filosofía de la desmitificación 9,  de la desacralización, la filosofía que desvela el derrumbamiento de los viejos ídolos. Las repercuciones en el terreno de la ética son graves: ya no existen imperativos categóricos, no hay evidencias apodícticas.  Ética y sociología, moral y política se confunden o se identifican.  Valores sociales y valores morales se entremezclan sin posiblidad de establecer fronteras entre ambos.  Leamos este texto de Vattimo al respecto: “Tras Nietzsche, tras la desmitificación radical, la experiencia de la verdad no puede ser ya simplemente tal como era antes: ya no hay evidencia apodíctica, aquella en la que los pensadores de la época de la metafísica buscaban un fundamentum absolutum et inconcussum”10.

Incluso las teorías  científicas se ven acosadas por la filosofía de la posmodernidad.  Kurt Gödel, en el año 1931, ya mostró la incapacidad de las teorías científicas para autosostenerse.  En todo sistema aritmético existe siempre una proposición que no es ni demostrable ni refutable dentro de este mismo sistema 11.  La estructura de las revoluciones científicas de Kuhn acercó las ciencias de la naturaleza a las ciencias humanas.  El viejo anhelo positivista de un saber científico coherente, autónomo, trascendente, se tambalea.  Las ciencias exactas pasan a tener dependencia de lo social.  La posmodernidad deja sin soporte al mismo discurso científico.  La naturaleza no está escrita en lenguaje matemático, sino que, en todo caso, somos capaces de leerla  de tal modo, pero también es posible verla míticamente, artísticamente... Y cualquiera de estas formas resulta tan válida como las anteriores.  Feyerabend ha mostrado que ciencia y mito se encuentran  mucho más cerca de lo que los antiguos ilustrados creían.  No se puede rebatir el discurso científico desde lo mitológico, ni a la inversa.  Todo vale.  La ciencia es también un modo de narración, una novela.  Como ha advertido Lyotard: “Desde Platón la cuestión de la legitimación de la ciencia se encuentra indisolublemente relacionada con la de la legitimación del legislador. (...) Hay un hermanamiento entre el tipo de lenguaje que se llama ciencia y ese otro que se llama ética y política: uno y otro proceden de una misma perspectiva o si se prefiere de una misma “elección”, y ésta se llama Occidente. (...) ¿Quién decide lo que es saber, y quién sabe lo que conviene decidir?.  La cuestión del saber en la edad de la información es más que nunca una cuestión de gobierno” 12.

El saber científico es un modo de conocimiento, entre otros, y no posee en sí mismo una entidad mayor que la de otros modos de conocimiento tales como el arte, la religión o la filosofía.
De ahí la imposiblidad de reducir todo saber confiable al saber científico.  Justificar la validez del saber científico desde él mismo es incurrir en un verdadero círculo vicioso que la filosofía posmoderna no soporta.  El positivismo tuvo  la ilusa pretensión de absolutizar la ciencia tomando como modelo la física-matemática.  Pero desde Herder, por ejemplo, sabemos que solamente existen saberes “regionales”13  y relativos.  Admitir la historicidad del saber y de la razón es equivalente a la negación de toda trascendencia y de todo absoluto.  La seguridad de la ciencia, el poder de la razón, la certeza del pensamiento y del individuo... no son más que falsos ídolos que ahora, la posmodernidad se ha encargado de desenmascarar 14. Todo  ello sería, parafraseando a Sartre, una pasión inútil.

2.  LA CULTURA Y EL HOMBRE POSMODERNO

La civilización posmoderna abre un cambio de rumbo en las consideraciones de la historia y las ciencias humanas contemporáneas de finales del siglo XX.  El valor de las mayúsculas  ha perecido  a favor  de las minúsculas.  Los nuevos sofistas han hecho su aparición transformando todo lo que encuentran a su paso.  La apariencia  devora al ser.  Las grandes revoluciones modernas, los enormes mitos, las esperanzas en sociedades justas... todo ha concluido.  Desconfianza en la ciencia y en la técnica, en los valores de libertad, igualdad y fraternidad, en lo universal frente a lo particular... El estado de la cultura moderna ha tocado fondo.

La nueva civilización ha abierto senderos de desesperanza.  La utopía colectiva no tiene sentido.  Los mínimos han conquistado los máximos (hablar de “ética mínima” casi se nos ha impuesto como una obligación).  El individuo solitario, que tiene a su alcance grandes posibilidades de transmitir informaciones, no sabe qué comunicar, porque ya no hay comunicación.  No hay comunicación en el sentido de que no es posible poner nada en común, no hay nada que compartir, porque todos somos “zombis”, habitantes de una colectividad de islas.  La cultura posmoderna es la cultura del archipiélago.  Nada es homogéneo.  Es el triunfo de la heterogeneidad.  Pero nuestra civilización actual no vive en la ausencia de valores.  Ello no sería posible.  La posmodernidad no destruye lo axiológico, sino solamente su fundamento absoluto, su punto de referencia.  La posmodernidad inventa nuevos valores, pero todos ellos andan huérfanos de fundamento:  hedonismo, egoismo, ecologismo, pacifismo, ausencia de sentido, estética kitsch, retorno a lo regional: “...lo que fascina a los posmodernismos es precisamente todo este paisaje “degradado”, feísta, kitsch, de series televisivas y cultura de Reader´s Digest, de la publicidad y los moteles, del “último pase” y de las películas de Hollywood de serie B, de la llamada “paraliteratura”, con sus categorías de lo gótico lo romántico en clave de folleto turístico de aeropuerto, de la bibliografía popular, la novela negra, fantástica o de ficción científica: materiales que ya no se limitan a “citar”  simplemente, como habrían  hecho Joyce o Mahler, sino que incorporan a su propia esencia”15.

 Por el contrario, lo moderno siempre ha tenido vocación de entidad, de unicidad, tal como evidencian los “ismos” artísticos, superponiéndose uno a otro, en un intento explicativo y unitario de la realidad.  Sin embargo, en los últimos años, lo “moderno”  ha ido decayendo, vaciándose de contenido, tal como lo evidenciamos en la década de los años setenta, al asistir a la concepción de lo moderno como revival  de la propia modernidad; lo out, lo pre, lo retro, era lo in, lo actual, lo definidor.

El realismo se convertía en hiperrealismo, lo abstracto en neoabstracto y la propia realidad en pop art.  Incluso se ha perdido, en las culturas juveniles, la búsqueda de lo nuevo; por lo general, la música actual ha ido renaciendo de ella misma con escasas aportaciones, la moda ya no es un nuevo lenguaje estético sino una cuestión de marcas y anagramas.  La cultura de la modernidad va poco a poco sucumbiendo, agotándose en sí misma y dando paso a nuevas  perspectivas; es, en definitiva, el nacimiento de la sociedad y de la cultura post.
Incluso la vieja Europa ha perdido su identidad.  El multiculturalismo ha irrumpido con toda su fuerza.  El modelo europeo ya no tiene razón de imposición.  Lo europeo ya no es modelo para nada ni para nadie.  Hemos abandonado algo esencial a la civilización europea: la colonización 16.  No tiene sentido convertir las otras culturas en europeas, sino simplemente aceptar su idiosincrasia, porque todo vale, porque no existe ningún pattern que justifique una valoración intercultural.  La crisis posmoderna es una crisis del fundamento axiológico de todo Occidente, un desmoronamiento de las tradiciones, del sentido de la vida y de los criterios éticos objetivos o incluso intersubjetivos 17.  Vivimos, entonces, en una constelación posteurocéntrica 18.

La “diferencia” es la categoría sociológica fundamental.  La cultura posmoderna es una cultura pluricultural.  Ello no significa otra cosa que la drástica oposición a lo homogéneo.  Diversidad frente a la integridad.  Pero lo que resulta más interesante de la cuestión respecto a tal diversidad, es que la heterogeneidad cultural no se da únicamente en el nivel supranacional o supraestatal  sino que es, sobre todo y principalmente, interestatal.  La proliferación de subculturas, de tribus urbanas, con sus propias reglas, rituales, normas, valores, etc. Son una clara muestra del pluralismo intercultural posmoderno en el que vivimos inmersos. De nuevo recurrimos a un texto de Vattimo: “Si hablo un dialecto en un mundo de dialectos seré consciente también de que la mía no es la única “lengua” , sino precisamente un dialecto más entre otros.  Si profeso un sistema de valores –religiosos, éticos, políticos, étnicos- en este mundo de culturas plurales, tendré también una aguda conciencia de la historicidad,  contingencia y limitación de todos estos sistemas, empezando por el mío” 19.

“El rey desnudo”, de  Finkielkraut 20, es la expresión clara de la derrota del pensamiento, de la derrota de la cultura europea.  Las pulsiones descritas por la antropología freudiana se manifiestan a sus anchas en la vida cotidiana.  El principio de placer,  de placer privado e individual, de placer inmediato y solitario, por un lado, y el principio de agresividad, patente en la velocidad de los automovilistas 21,  en el cine y el teatro, en los espectáculos deportivos de masas, en el arte 22, en la música, en la publicidad y en la moda.  En la literatura de Joyce, Proust, Musil o Faulkner no hay privilegios para ningún momento de la narración.  Todo merece la pena de ser explicado.  El interés privado adquiere el rango de público.  Y además no existen criterios para distinguir lo que es arte de  lo que no lo es.  Un par de botas equivale a Shakespeare: 23 “El actor social posmoderno aplica en su vida los principios a los que los arquitectos y los pintores del mismo nombre se refieren en su trabajo: al igual que ellos, sustituye los antiguos exclusivismos por el eclecticismo; negándose  a la brutalidad de la alternativa entre academicismo e innovación, mezcla soberanamente los estilos; en lugar de ser esto o aquello, clásico o de vanguardia, burgués o bohemio, junta a su antojo los entusiasmos más disparatados, las inspiraciones más contradictorias; ligero, móvil, y no envarado en un credo ni esclerotizado en un ámbito cultural, le gusta poder pasar sin trabas de un restaurante chino a un club antillano, del cuscús a la fabada, del jogging a la religión, o de la literatura al ala delta” 24.
Y es que si la cultura, en la modernidad, siempre fue vista y definida como postura “anti”, y por tanto en contra de lo establecido y en contra de las concepciones axiológicas que propugnaba el sistema o el poder –recuérdese el Desayuno sobre la hierba de Manet, Las señoritas de Avignon de Picasso, el Ulises de Joyce o el propio marxismo, etc.-, ahora, con la posmodernidad, la cultura se conforma como acción del sistema, replicando o reproduciendo, en consecuencia, la lógica del capitalismo; la cultura es entendida como objeto de consumo 25.

La igualdad implica una superficialidad.  Sin fundamento, sin puntos de referencia, todo es diferente y, por lo mismo, igualmente lícito 26.  De ahí que Vattimo pretenda ir todavía más lejos al descubrir en la crisis de la comunicación la característica más genuina de la posmodernidad: “Con todo, yo sostengo que el término posmoderno sigue teniendo un sentido, y que este sentido está ligado al hecho de que la sociedad en que vivimos es una sociedad de la comunicación generalizada, la sociedad de los medios de comunicación (mass media)” 27.  Estos “medios” indudablemente son los factores determinantes de la transmisión y reproducción de los esquemas  y de los no valores  o, mejor dicho, de la nueva condición del valor en la posmodernidad.

Decimos esto porque es posible caracterizar la posmodernidad como una crisis axiológica, si bien es algo más que determina en sí a esta nueva concepción del valor: es fundamentalmente una crisis antropológica.  El sujeto moderno, el punto cero de todas nuestras representaciones, ha desaparecido.  La persona ha quedado difuminada en el grupo, en la masa, en el sistema.  Ello resulta todavía más grave  al hacer referencia  a las relaciones de alteridad, a los procesos de comunicación y, por lo mismo, a la educación.

El hombre posmoderno, como sujeto moral, ya no tiene con qué jugar en la cultura contemporánea.  La persona desaparece y, como mucho, surge el individuo.  Pero éste ya no es el portador de los valores éticos, el que se entrega con devoción al encuentro con los demás, sino aquel que se observa a sí mismo, que busca la realización individual.  La moralidad como elemento trascendente a lo social ha desaparecido.  El otro no es alguien que me ayuda en mi propia realización, sino mi enemigo, el que me observa y me cosifica.  El otro no ha quedado simplemente excluido de las relaciones interindividuales, sino que además ha sido relegado 28 al ámbito de lo no necesario, de lo no imprescindible.

El viejo humanismo ilustrado ya no tiene sentido.  La autoconciencia no necesita, al modo de Hegel o de Marx, de otra autoconciencia para constituirse, sino que es capaz  de construirse en la exclusión y en el dominio del otro.  Es el juego de las máscaras. Es la sociedad carnavalesca.  El hombre posmoderno es zombi, astronauta o náufrago. Vivimos en un archipiélago antropológico.  Si existe algún valor que rige la antropología posmoderna éste, como advierte Lipovetsky, no es otro que el narcisismo: “...el narcisismo, consecuencia y manifestación miniaturizada del proceso de personalización, símbolo del paso del individualismo “limitado” al individualismo “total”, símbolo de la segunda revolución individualista. (...)

En la actualidad son más esclarecedores los deseos individualistas que los intereses de clase, la privatización es más reveladora que las relaciones de producción, el hedonismo y psicologismo se imponen más que los programas y formas de acciones colectivas por nuevas que resulten” 29.

Nietzsche, en su obra Así habló Zarathustra, narra el episodio de las “tres transformaciones”: de cómo el “camello” se transformó en “león”, y éste, a su vez en “niño”.  El “niño” es el hombre posmoderno, el narciso.  El hombre burgués ha muerto, pero también ha hecho lo propio el hombre proletario.  Ya no hay un nosotros, ciertamente, como tampoco existe un yo, con sus fobias y filias, con sus angustias y sus psicopatologías.  El pensamiento de finales del siglo XIX y de principios del XX había encontrado dos direcciones importantes: la vía de crítica social, ejemplificada en el marxismo y sus derivados, y la vía existencial, personalista, de la que Sartre podría ser un buen ejemplo. El hombre correspondiente a cada uno de ellos tenía, a su vez, dos importantes patologías:  la alineación y la angustia.  Con la posmodernidad han desaparecido ambas.  Tales conceptos y tales experiencias escapan a las vivencias del hombre posmoderno 30.

Ya no tienen lugar problemas existenciales o sociales, al modo de la lucha de clases, porque incluso el mismo concepto de clase ya no existe.  Las tecnologías que dirigían los procesos antropológicos y sociales al inicio del siglo han sucumbido.  La turbina ha dejado paso al ordenador.  Las fuerzas de producción analizadas cuidadamente por Marx no encuentran referente social, a la luz de la filosofía de la posmodernidad.  Los modos de producción son ahora modos de reproducción.  Pero el ocaso de las tecnologías y de las formas de racionalidad va acompañado del crepúsculo de los afectos.  Si Nietzsche tenía alguna propuesta constructiva era precisamente ésta: la afirmación del pathos, de la vida: la voluntad de poder.  Tampoco el viejo Nietzsche ha podido sobrevivir a su constatación  de la muerte de Dios.

Jameson ha encontrado en el escalofriante cuadro de Munch, El grito 31, la expresión más clara de las pasiones modernas que acaban de perecer.  Además de la alineación y la angustia, ya comentados, aparece la soledad, la fragmentación social y el aislamiento, como los sentimientos del sujeto existencial moderno.  La posmodernidad está lejos de El grito.  Una nueva brecha en el terreno de los afectos se abre.  Las vibraciones personales se concretan en el deporte, en la velocidad, en el riesgo del peligro, en la agresividad de la vida cotidiana, en las vorágines de las discotecas de los fines de semana... y todo ello culmina en una nueva concepción  de la acción educativa.
3.  LA EDUCACIÓN  EN LA CULTURA DE LA POSMODERNIDAD

La educación no ha escapado al vértigo de la ideología social posmoderna.  La ausencia de fundamento axiológico supone, a nuestro juicio, el signo más grave, más inequívoco, de la crisis de la educación.  Tanto en el nivel formal como no formal o informal –por utilizar los términos clásicos-, la acción educativa posmoderna no solamente ha entrado en una importante lucha por su propia constitución y legitimación, sino que incluso se ha visto amenazada en su propia entidad.

La escuela es moderna, los alumnos son posmodernos 32.  Los currículos escolares, los proyectos educativos de cada centro, las leyes de educación...necesitan para sobrevivir puntos de referencia, y en cualquiera de ellos hace su aparición la razón moderna.

Los sistemas y las relaciones sociales andan por otros derroteros.  A la diferencia y al relativismo se le opone la rigidez y la unidad de los planes de estudio, a la velocidad de los cambios tecnológicos, la perennidad de la ciencia clásica, y al absurdo y el desinterés de las humanidades el deseo de encontrar un sustrato espiritual.

La familia tampoco ha salido mejor parada.  Ésta se ha estructurado según parámetros de modernidad.  ¿Acaso uno puede pensarla de otro modo?  La familia es una estructura jerárquica, dominante, represiva, que otorga privilegio al futuro, al proyecto que opera –o pretende operar- con parámetros de justicia y de igualdad.  La tolerancia y la solidaridad son valores educativos que reconocen la supervivencia de la modernidad familiar y que, del mismo modo, la escuela tiene la inatención de seguir manteniendo.  Pero los actores sociales posmodernos se ríen.  El abismo generacional resulta ahora, a todas luces, insalvable: “La escuela es la última excepción al self-service generalizado.  Así pues, el malentendido que separa esta institución de sus usuarios va en aumento: la escuela es moderna, los alumnos son posmodernos; ella tiene por objeto formar los espíritus, ellos le oponen la atención flotante del joven telespectador…” 33.
Pero ¿qué alternativas nos quedan? ¿Posmodernizar acaso la escuela? ¿No es acaso la posmodernidad el fiasco definitivo de la educación, y más aún de la educación  formal?  Ciertamente, se ha intentado acercar la escuela a la sociedad, pero la dinámica de la posmodernidad atenta contra lo que fenomenológicamente sería el eidos de la institución escolar: la jerarquización, la planificación, el control, la evaluación… Todos estos valores se nos antojan imprescindibles en la escuela –educación formal-, y sin embargo, la posmodernidad no lo soporta.

La posmodernidad no cree en los sarcófagos del saber, simplemente porque el propio saber cambia de estatuto al cambiar las condiciones sociales que lo sustentan; así, si en la sociedad moderna el saber se fundamenta en la ciencia, en la posmodernidad, y tal como hemos mencionado, el saber se fundamentará en la comunicación, o como afirma Lyotard 34, en los lenguajes (cibernética, informática, lenguajes máquina, álgebras modernas, etc.).  A propósito de lo mencionado puede hacerse aquí una comparación  con cierto valor ejemplar.  Sin en el desarrollo del capitalismo y por tanto, en el contexto de la sociedad burguesa, la ciencia servía para el desarrollo económico  y social –quién no recuerda la máquina de vapor aplicada al ferrocarril y a la navegación, así como todas las redes de distribución de mercancías que requirieron gigantescos esfuerzos: construcción de carreteras, puertos, canales, vías férreas, etc. -, ahora, en la sociedad posmoderna, al fundamentarse en los lenguajes, se necesitará también de unas nuevas redes de distribución –las redes telemáticas y de comunicación- que hagan posible el transporte de la nueva mercancía: la información.  Y es que en la sociedad posmoderna el concepto económico de las mercancías se transformará en el concepto económico de la información, por lo que podemos concluir afirmando que en la posmodernidad el saber tiende a reemplazar al capital como recurso esencial.  (¿Para qué entonces el discurso clásico de la izquierda clásica?).

Forzosamente, esta transformación del papel del saber, e incluso  de lo que se entiende por saber, afecta a dos áreas que por sí misma son educativas: la investigación, en tanto que búsqueda de nuevos saberes –lenguajes- y la transmisión, en cuanto se debe delinear un nuevo paradigma educativo para aprenderlos.  Sin embargo una cosa es cierta, el saber, en el futuro, no se asociará ya a la formación, lo que implica un cambio radical al romperse el binomio herbartiano que aglutinaba la Bildung al proceso instructivo.

En la sociedad posmoderna se verá el saber en un sentido funcional, pero no como valor en sí mismo; de ahí que fuera posible sustituir a Mozart por un “roquero impetuoso”  y a Cervantes por el Capitán Trueno.  Finkielkraut, que es uno de los pocos estudiosos del fenómeno posmoderno que se ha tomado en serio la cuestión educativa, considera que la escuela posmoderna implicaría un reajuste curricular en todos los niveles.  No solamente en el campo de las actitudes y los hábitos, lo cual resultaría obvio, sino también en el orden de los contenidos, ya que sólo  será contenido lo que realmente posea sentido operativo y utilitario; de ahí que se vea la sociedad fundamentada en el saber: “Los gobernantes del mañana tendrán que inventar y sobre todo deberán permitir inventar” 35.  Otro autor de grandes éxitos ha profetizado también en el mismo sentido: “Vamos hacia una economía en la que la principal actividad y la mayoría de empleos estarán ligados a la información.  La información (captar, tratar, emitir) consume poca energía y pocas materias primas, pero exige un gran número de hombres formados” 36.  A caso no podamos hablar de educación  como en la modernidad, al igual que no podemos hablar de lo cultural o de lo social como valor primigenio, pero el mundo posmoderno exigirá saber y por tanto propiciará un sistema educativo asentado en la eficacia de la transmisión de las informaciones consideradas valiosas y en el radicalismo utilitarista de la propia información o conocimiento a transmitir.  Asistiremos incluso a la necesidad del saber.

Cabrá, pues, plantearse la cuestión educativa en términos de eficacia y de utilidad, por lo que la enseñanza individualizada, así como el valor del individuo 37,  se verán en alza, en contra de la cultura del lazo social natural.  Se destruye, pues, la concepción funcionalista de la sociedad tan típica del sociologismo americano –la paranoia de la razón, que diría Horkheimer-, así como el enfoque dinámico de la teoría crítica o marxista.  La sociedad posmoderna intuye el lazo social como consecuencia de la tecnología de la comunicación.  Como afirma Baudrillard 38, la posmodernidad implica el fin de la interioridad y de la intimidad del sujeto; el hombre será un ser aislado, singular pero al mismo tiempo conectado a las redes telemáticas y audiovisuales  de diverso orden que lo pondrán en contacto con el mundo.

Básicamente, en la sociedad posmoderna se dará, tal como hemos visto, un cambio en el concepto de cultura porque a su vez se dará una transformación en el concepto de ciencia o de saber. Para una construcción pedagógica del tema, este saber debe ser nuestro punto de partida; así, podemos decir que en la posmodernidad la alta cultura,  la cultura institucional, no se fundamentará explícitamente en la ciencia ni por tanto en el conocimiento entendido en la modernidad, sino en la adquisición, dominio y utilización de lenguajes, en la necesidad de la comunicación tecnológica.  Junto a esta transmisión escolar convivirá una concepción cultural cuya característica más importante será la experienciación y la participación, incluso en el sentido de estar ahí. Vemos entonces dos tipos diferenciados de saberes; uno formal, fundamentado en los lenguajes y otro experiencial asentado en la participación y en la experiencia directa (la cosificación de la cultura y del bien cultural), el cual tendría como características más determinantes las siguientes:

•  Se concibe como cultura, fundamentalmente a través de los “medias”, o en todo caso como cultura de la calle.

•  Tiene incidencia indiscriminada sobre la población en general.

•  Procura conocimiento real del presente delineado como experiencia vivida.

•  Se concibe nuevas formas de cultura nunca codificadas como tales (la moda, la imagen, la publicidad, el deporte, los espectáculos, o las experiencias de animación sociocultural, etc.).
Se centra en lo que se quiere experimentar o experienciar.

Se busca la participación activa, por lo que se valora la creatividad y la libertad.

La proyección cultural se decanta como acción vital.

Se da la posibilidad del hedonismo y del placer cultural.

La escuela será escuela de la utilidad y de la necesidad, del aprendizaje de las herramientas necesarias para acceder a la vida del trabajo.  La escuela, además, se hará plural, acrecentándose el sentido de la formación permanente en empresas, industrial y en general en el propio puesto de trabajo.  Por lo demás, el bagaje cultural –lo que antes aportaba el humanismo- será inmediato y vivido tecnológicamente o en participaciones urbanas multitudinarias.  La cultura no será para reflexionar, sino para vivir.
La dicotomía es evidente: del aprendizaje específico de la alta tecnología a la cultura en tanto que experiencia de la vida, o sea, que la sociedad posmoderna es una sociedad finalmente convertida en adolescente o en el contexto del superhombre, o ambas cosas a la vez.  El infantilismo cultural por una parte, o el triunfo del individuo sobre el dios nietzscheano por la otra, se nos aparecen muy probablemente como las últimas categorías útiles para enmarcar las dimensiones de la posmodernidad.
El pensamiento, bien por los lenguajes tecnológicos, bien por el nuevo sentido que adquiere lo cultural, de eso no hay duda, a muerto, y la ¿verdad? Se impone tiránicamente, o simplemente, se deja a juicio de cada quien la decisión final.



FILOSOFÍA ANALÍTICA

  • FILOSOFÍA ANALÍTICA: Una Ilación posible "Así como no debe llamárseme matemático por saber de memoria la demostración de todos los teoremas, sino únicamente cuando estoy en capacidad de realizar uno por mi propio juicio, así tampoco debe llamárseme filósofo porque sé de memoria los razonamientos de Platón y Aristóteles, sino tan sólo cuando estoy en capacidad de declararme respecto de ellos; de lo contrario, no tendré ciencia, sino sólo historia". Descartes, Reglas para la dirección del espíritu 0. CONTEXTO CIENTÍFICO La ciencia ha venido desarrollándose intensamente desde que Galileo nos enseñó a valorar el experimento como prueba de la teoría. ¿Cómo aconteció este crecimiento? Todo el tema nos remonta hasta los salones de París en donde la ciencia buscaba impresionar a la realeza. El tema del cual salió todo el progreso científico es la electricidad ¿Cómo le quedan a uno los pelos de la cabeza cuando recibe una descarga eléctrica? Se le paran todos. Esto que puede parecer gracioso era la verdadera razón de ser de la ciencia, el asunto principal de la electricidad era el de diseñar peinados raros con efectos eléctricos. Pero desde el siglo XVIII en el campo de la Física, el tema de la electricidad comienza a inquietar la mente de los sabios no sólo como un tema de diversión sino seriamente. Benjamin Franklin introducirá los términos electricidad positiva y negativa. August Coulomb enunciará su ley cuantitativa de los fenómenos eléctricos. Alessandro Volta descubrirá la pila, es decir, una fuente de corriente continua y de energía almacenada. La física del siglo XIX se interesará por la electricidad desde el enfoque el magnetismo: el imán de la brújula que en la época de Descartes guiaba a las 1
  • 2. embarcaciones ahora era el pretexto para que la ciencia vuelva a estar a la vanguardia. Los experimentos demostraron que la ley de Coulumb también se aplicaba a los fenómenos magnéticos. André-Marie Ampère tiene la idea de que las corrientes magnéticas lo mismo que las cargas eléctricas se atraen o se repelen y con esto senta las bases del funcionamiento de los motores. Michael Faraday descubrirá la inducción eléctrica y llegará a sostener que el imán no atrae precisamente a la pieza de hierro, sino que crea las condiciones del espacio circundante al imán, es decir, altera la carga del entorno. Surge así el tema del electromagnetismo que ha tenido una gran repercusión social pues la mayoría de los inventos tienen que usar imanes y electricidad (básicamente las bobinas) como los radios, las licuadoras, las refrigeradoras, la televisión, etc. El punto de aplicación más importante lo constituyen los ordenadores, las computadoras. James Clerk Maxwell matematizó las ideas y Faraday y consideró que la acción electromagnética a través del espacio se produce mediante ondas transversales semejantes a las de la luz. Por ello, se volvió a retomar el debate acerca de la naturaleza de la luz ¿Qué es la luz? ¿Es onda o es partícula? Estos estudios abrirán la puerta a las investigaciones de la estructura interna de la materia: el pretexto será la explicación de los fenómenos de la radiación ¿por qué se disuelve el polonio, el uranio, el radio? ¿Qué es lo que botan? Esto llevó a los conceptos de rayos x, rayos alfa, rayos ganma. Entonces, se dice que la materia está hecha de átomos y que estos átomos están compuestos por partículas aún más pequeñas. Esto lleva al electrón, el protón, el neutrón y al fotón que es la forma corpuscular de la luz (que se comprueba con el experimento del efecto fotoeléctrico). Max Planck en vez de concebir los cambios energéticos de modo continuo admitió un proceso discontinuo al introducir la noción granular en la manifestación de la luz. Para él, la energía se descompone en paquetes de energía llamado cuantos. Pero también sabemos que la luz es una onda. Cuando apuntamos a una pared con una linterna ¿no vemos capas como si se tratara de una cebolla? Entonces, la luz sería como el sonido o como las ondas de radio, televisión y celulares. Esto traería una dificultad ¿cómo es posible que algo sea una onda y a la vez una partícula? Louis 2
  • 3. de Broglie y más tarde Niels Bohr planteará el doble comportamiento de la luz: la forma partícula o la forma onda. La luz posee una doble naturaleza que no es contradictorio sino complementaria. Pero ahora surgían más problemas: el lugar del electrón en el átomo. Erwin Schrödinger en 1926 estableció una nueva representación del átomo en la que las órbitas electrónicas habían sido reemplazadas por campos de presencia probable (incierta) del electrón. Inmediatamente, en 1927 se llega al principio de incertidumbre de acuerdo a Werner Heisenberg: es imposible señalar simultáneamente y con la conveniente exactitud la posición y la velocidad de una partícula atómica. Estamos entrando al tema de la Mecánica Cuántica con el cual se destruyen los afanes deterministas de la ciencia de querer ponerle leyes a todo lo material para poder predecir su conducta. Ahora sucede que no podemos conocer la velocidad y la posición de un electrón, tenemos que elegir uno en vez del otro. Cuando lo queremos ubicar alteramos su velocidad y cuando sabemos su velocidad no podemos saber su posición. Lo primero se ilustra si consideramos que lo que pasa cuando prendemos un foco, toda la luz sale de ahí e ilumina todo, si es amarilla, todo es amarillo, si es verde, todo es verde, etc. Es como si la luz bombardeará todo con sus rayos. La luz se transmite en fotones y los fotones son partículas mucho más grandes que los electrones. Por ello, cuando intentemos mirar electrones conseguiremos saber donde ha estado antes de que nuestro fotón lo golpee y le haga cambiar su velocidad. Si sabemos la posición no sabemos la velocidad con exactitud. Lo segundo se ilustra de la siguiente manera. Pongamos que se mueve un trompo y sabemos a que velocidad se mueve. Si quisiéramos señalar un punto exacto en ese trompo en movimiento no podríamos porque apenas lo señalemos este ya habría cambiado a otro lugar aunque notamos en que franja se mueve tal punto. Si sabemos la velocidad no sabemos la posición con exactitud. La Filosofía Analítica entra en escena para aclarar las aporías de las matemáticas y de la física. Con la intención de clarificar el discurso los analíticos explican el estado de devastación de la ciencia. El edificio científico bien constituido desde Descartes se desarrolló tanto que las anomalías (contradicciones, paradojas) no se hicieron esperar. Ahora pensemos en la ciencia como un gran árbol. Este árbol 3
  • 4. comenzó a tener gran desarrollo y crecimiento, pero un día las ramas comenzaron a crecer demasiado. Incluso lo que crecía era tan diferente que terminaba haciendo lo contrario: existirán plantas que hacen fotosíntesis y otras que hagan consumo de carne. Pensemos en la Física que admite las teorías de Einstein (Física Relativista) y las de Newton (Física Clásica). Sin embargo, igual seguirá creciendo ese frondoso árbol. ¿Qué puede pasar con un árbol si sus ramas crecen demasiado? Se puede romper. Y ese era el riesgo que los analíticos han querido criticar y desplazar. Se sostiene ante todo que la ciencia es un lenguaje. Pensemos en el álgebra, siempre con sus equis y yes; o en la física donde hay vectores, energía; o en la química donde están los símbolos de los elementos químicos, sus cationes, etc. La ciencia prefiere un lenguaje formal y específico porque nuestro lenguaje cotidiano es impreciso, vago, ambiguo, inexacto, confuso. Por ejemplo, alguien dice “Me muero de hambre” ¿Qué nos quiso decir? ¿Que ya se murió? Otro ejemplo: un maestro de escuela dice “Vamos a limar asperezas” y el discípulo pregunta “Profesor ¿dónde está la lima?”. Estos casos son falacias, es decir, formas incorrectas de razonar. Las falacias nos dan a entender que los malentendidos se dan por usar mal el lenguaje o por no tener claridad a la hora de expresarnos. Específicamente estamos ante la falacia de equívoco. Pero, con la Lógica la falta de claridad desaparece. Ejemplo: Si corro, me canso y sudo. Ahora bien, sucede que la lógica estudia el razonamiento desde el aspecto de su validez, y además sabemos que todas las ciencias razonan. Por lo tanto, la lógica se convierte en el lenguaje de la ciencia. Si podemos hablar de la ciencia será mediante la lógica que nos va a permitir mayor rigor para unificar las teorías científicas. Esto se conoce como Epistemología. La Filosofía Analítica se concentra en el tema fundamental del lenguaje. Esta sobrevaloración del lenguaje es el llamado giro lingüístico. Es preciso darse cuenta que varios problemas podrían arreglarse siendo más cautelosos y claros con nuestro lenguaje. A veces los malentendidos engendran no solo equivocaciones 4
  • 5. sino odios o incluso guerras. ¿Nunca has tenido la sensación de que todo hubiera ido mejor si no hubieras dicho o escrito tal o cual palabra? ¿Nunca te has arrepentido de enviar un correo electrónico que nos sabías que iba a afectarlo todo por no saber con exactitud quienes lo leerían? Pero, otra razón no tan moral por la cual es importante estudiar el lenguaje es porque es el principal vehículo del conocimiento. Como hemos apreciado todas las ciencias usan un lenguaje particular. Gracias al lenguaje compartimos conocimientos y aumentamos el saber. La Filosofía Analítica comenzó a principios del siglo XX en el mundo inglés rebelándose contra la corriente del entonces imperante idealismo absoluto hegeliano usando el método del análisis lógico del lenguaje. En este sentido se dice que la Filosofía Analítica rechaza la metafísica en su totalidad. Su objetivo primordial fue, y es, el de clarificar los temas filosóficos a través de la argumentación, el análisis y el rigor lógico. Esta búsqueda derivó inevitablemente en una investigación exhaustiva del significado y el lenguaje. El término “Filosofía Analítica” se comenzó a utilizar a comienzos del siglo XX e intentó más que nada denotar una metodología, una forma de proceder. ¿Qué es el análisis? Digamos que un día vas a un hospital a hacerte un análisis de orina porque para trabajar en tal o cual lugar te piden un examen médico. Cuando finaliza el proceso ¿qué te entregan? Una papelito que tiene el nombre de análisis. En ese documento se especifica los componentes de tu orina. Entonces, ¿qué es analizar? Es dividir en partes, separar algo en sus componentes básicos. La Filosofía Analítica trata sobre el análisis de los conceptos particularmente a través del lenguaje: tomamos un concepto, lo analizamos, es decir, lo separamos en partes y mostramos cómo se combinan esas partes para producir el concepto. Esta es la filosofía de Jack el destripador. La idea principal es que el significado de una oración es el significado de sus partes, asimismo el significado de una palabra depende del significado de sus mínimos elementos. Por ejemplo, ¿cómo comprenderíamos la proposición tan enigmática de Parménides que dice “El ser es, y el no ser no es”? ¿qué queremos decir con “ser”? ¿y con “no ser”? ¿y con “es” o “no es”? ¿qué quiso decir 5
  • 6. Parménides? Digamos que el “ser” sea “todo”, ¿qué sería entonces el “no ser”? La “nada”. Y ahora interpretemos la palabra “es” como significando “existe” ¿cómo interpretamos entonces lo que “no es”? Simplemente es lo que “no existe”. Pues bien ahora, reconstruyamos la frase de Parménides: “El todo existe, y la nada no existe”. Vemos pues que la filosofía analítica aclara, dilucida, precisa, define, no confunde, no enreda más las cosas, no aturde, no desorienta, no desconcierta. Piensa en la palabra “Eudemonismo” ¿Qué significa? Lo que significan sus partes cuando se combinan de cierta manera. “Eu” significa “buen”, y demonismo viene de “demonio” que, entre otras cosas, quiere decir “genio”. Así pues “Eudemonismo” significa “buen genio”, estar de buen humor, ser feliz. En sentido amplio, lo analítico se relaciona con las distintas virtudes intelectuales como: la claridad, la argumentación, la apertura a la objeción (déjate refutar ¡Así aprenderás más!), la formulación rigurosa, la honestidad de pensamiento, el no ser oscurantista con las cosas. Esa es la tradición y como ya sabemos es básicamente una idea de no absorber los perjuicios y los pensamientos contemporáneos. Eso ha sido la Filosofía Analítica desde Platón y Aristóteles. Entonces, eso es la Filosofía Analítica y durante el siglo XX muchos filósofos pertenecieron a esta corriente, desde Gottlob Frege, posteriormente Russell y después Wittgenstein, entre otros. Veamos algunos de los logros concretos de la Filosofía Analítica. En la práctica social (aquella actividad realizada para satisfacer necesidades) nosotros sostenemos conversaciones. Para que un diálogo sea objetivo y fructífero, según Paul Grice y su principio de cooperación conversacional, debemos respetar las siguientes máximas que rigen el diálogo: 1) Máxima de Cantidad: 1.1. Haga que su contribución a la conversación sea tan informativa como se requiera 1.2. No haga que su contribución sea más informativa que lo necesario Por ejemplo, alguien me pregunta “¿Cuál es la teoría de Platón sobre el saber?” yo solo debería responder sobre la gnoseología de Platón y nada más. Si comenzara a decir teorías éticas de Platón según los medievales y modernos me 6
  • 7. saldría del tema, tan solo debemos informar sobre lo preguntado. O digamos me preguntan “¿Qué hora es?” Y uno responde “Es una cierta hora determinada”. O alguien me interroga “¿Dónde queda el Parque Las Américas?” Y yo le respondo “Cerca de aquí”. En estos dos últimos casos lo que se dice es demasiado general y, por lo tanto, hay un exceso de información. Analicemos el siguiente caso. Un profesor defiende el anarquismo y de repente un alumno interviene y dice: “Pero si usted defiende el anarquismo entonces quiere que todo sea desorden y por ello usted no respeta nada”. Es obvio que esta forma de confrontación solo traerá reacciones a la defensiva. 2) Máxima de Calidad: 2.1. No diga lo que crea falso 2.2. No diga aquello de lo cual carezca de evidencia adecuada Esta máxima es violada cuando, por ejemplo, un hablante se ha pintado el pelo y alguien le pregunta ¿Te has pintado el pelo? Y éste responde: “No”. Lo mismo ocurre si me preguntan sobre cosas que no conozco y yo respondo haciendo especulaciones. En este caso lo más honesto es callar sobre el tema. No divagar. Sucede también que algunas personas dicen: “A veces sueño con cosas que luego me vuelven a suceder en la realidad”. ¿Qué pretende? ¿Qué lo consideremos como una persona con una energía mental muy poderosa? Otros ejemplos: “Por haberte cruzado con ese gato negro, tendrás un mal día”, “Los extraterrestres raptan a las personas para hacerles exámenes rectales”, “El año 2012 será el fin del mundo” 3) Máxima de Relación: 3.1. Sea relevante Procura que tu intervención esté relacionada con el tema del que se está hablando; no digas lo que no viene al caso. Ejemplos: “¿Qué buscas debajo del poste de luz?” “Mis llaves” “¿Estas seguro que se te han perdido por acá?” “No, pero es que acá hay más luz”. Otros casos: “Mi tío está muy viejito. Por lo tanto, debemos meterlo en un asilo de ancianos”. “El avión está malogrado. Por lo tanto, 7
  • 8. el piloto es un incompetente” ¿Tiene algo que ver lo concluido con la premisa? Estas son falacias de Ignoratio Elenchi. Otro ejemplo: ante un revolucionario que quiere la libertad económica de su país alguien malintencionado puede desviar el tema de la revolución diciendo esto: “Te quejas mucho porque seguramente algo te ha pasado: fuiste violado, o a tu hermano lo mató el gobierno, o eres pobre. Pero si fueras rico y no hubieras tenido ningún trauma, no serías un revolucionario” Estamos ante una falacia ad hominem. 4) Máxima de Forma: 4.1. Evite ser oscuro en la expresión, evite ser ambiguo 4.2. Sea breve, conciso y ordenado Los siguientes casos violan esta máxima: a. No pude llegar puntual porque el perro de mi tío me distrajo. b. Ofrecemos los mejores trajes y además se venden vestidos para novias usadas. c. Se vende perro. Come de todo. Le gustan muchos los niños. d. He puesto la denuncia de robo porque anoche le disparé a un ladrón en pijama e. García Marquez ganó el premio nobel. Nació el 24 de enero del 1934. f. La empleada que se parecía a mi hermana servía la comida, lavaba y planchaba la ropa cuando recordó que tenía que dejar todo lo que estaba haciendo en ese momento, ya sea barrer o limpiar la casa y dejarla como un anís, para ir en dirección a ese bosque en donde crecen los árboles y los animales viven de manera silvestre. Los casos a, b, c, d son las famosas falacias de ambigüedad. El caso e muestra un desorden de la información. El caso f podría resumirse de la siguiente manera: “La empleada salió de la casa para ir al bosque”. Debemos practicar la capacidad de síntesis, es preciso explicar las cosas con la menor cantidad de palabras posibles para ser breves. La justificación para decir que los hablantes siguen estas 4 máximas conversacionales depende del hecho de que es razonable que se sigan, pues es de esperar que cualquiera que se preocupe por los fines de la conversación tenga interés en tomar parte en conversaciones que le resulten de provecho. 8
  • 9. 1. GOTTLOB FREGE (1848-1925) 1.1. Biografía. Frege estudió en la universidad de Jena donde conoció a su gran protector de toda la vida que fue el profesor Ernst Abbe. Cuando terminó de estudiar matemáticas y física fue recomendado por él para ocupar una cátedra, sin embargo, para que pudiera comenzar a enseñar era necesario que tuviera una publicación. Así que Frege se apresuró a escribir su “Conceptografía”. Pero, la universidad, que veía las teorías de Frege como inútiles e inentendibles, no le otorgaba un sueldo (trabajaba ad honorem) y hasta estuvieron a punto de expulsarlo. Ni siquiera el propio Abbe, que sentía una gran estima hacia Frege, lo entendió: “No puedo considerar que esta primera publicación de mi colega sea un inicio afortunado de su actividad de escritor, pues presumiblemente será leída por pocos y entendida por todavía menos”. Esta sería una de sus tantas decepciones. En pocas palabras: Frege sufrió en vida una dramática falta de reconocimiento académico y social. Notemos que la autoestima de Frege cada vez va ir descendiendo más y más hasta que incluso llegaría a considerarse insignificante a sí mismo. Ni siquiera tuvo hijo y cuando murió su esposa su depresión emocional alcanzó el límite: un Frege huraño y decepcionado se fue hundiendo en la soledad y la melancolía, y ya no quería participar en reuniones. Es más, en 1912 cuando Russell lo invita a participar en un congreso matemático en Cambridge, rechaza su invitación con estas tristes palabras: “Estimo mucho el honor que usted me hace con su invitación a participar como conferenciante en el congreso de matemáticos, pero no puedo decidirme a aceptarla. Me doy cuenta de que tengo motivos importantes para ir a Cambridge, y sin embargo, siento algo así como un obstáculo insuperable. Por eso se me hace tan difícil contestar a su amable carta. ¡Por favor, no se enoje conmigo!”. Este hombre que tuvo una vida amargada y poco feliz terminaría apoyando al final de sus días las ideas antisemíticas que ya se estaban gestando en la derrotada y humillada Alemania de 1924. Dice Frege: “Se puede reconocer que hay judíos muy honorables, y sin embargo considerar como una desgracia que halla tantos judíos en Alemania, y que estos tengan los 9
  • 10. mismos derechos políticos que los alemanes de origen ario. De todos modos, no basta el deseo de que los judíos pierdan sus derechos políticos en Alemania o, mejor aún, que desaparezcan de Alemania. Si se quisiera promulgar parágrafos que solucionasen esta lamentable situación, habría que empezar por plantearse la pregunta: ¿Cómo distinguir con seguridad a los judíos de los no judíos?”. 1.2. Aportes importantes Otro campo de la ciencia también comenzó a manifestar dificultades. En el siglo XIX, la matemática será la causante de la admiración de los científicos. Surge la idea de otras geometrías aparte de las euclidianas, cuando se critica el quinto postulado de Euclides. Sucede que la suma de ángulos internos de un triángulo puede medir más o menos de 180 grados. Pensemos en la Tierra como una esfera. Tracémosle el diámetro. Ahora unamos dos puntos cualesquiera del diámetro con el centro del polo norte. Se forma así un triángulo cuya suma de ángulos es más que 180 grados. Y si curvamos hacia adentro los lados de un triángulo, notaremos que la suma de sus ángulos internos se hace menor a 180 grados. Por ende, existen geometrías alternativas a las de Euclides (como hiperbólicas, esféricas). El carácter deductivo de la geometría es puesto en tela de juicio. En el campo de la teoría de conjuntos comienzan a formularse las paradojas lógicas de Cantor, Russell y Burali-Forti. Se presenta entonces la necesidad de buscarle la armonía a la matemática y por ello se intensificaría el desarrollo de la lógica como ciencia formal. ¿Por qué la lógica? Pues porque la lógica se presenta como un lenguaje más simple, perfecto, claro, riguroso, exacto, preciso como hemos visto. Ante este escenario, Frege asumió la tarea de demostrar que las leyes de la aritmética se reducían a la lógica. Esta posición se conoce como logicismo y la desarrolla en el texto “Fundamentos de la Aritmética” (1884). El logicismo es la idea de que las verdades de la matemática pueden ser demostradas partiendo de verdades lógicas. Por ejemplo: podemos definir el número de manera lógica. Si lo logramos el logicismo tendrá un punto a su favor. Si decimos que el número es la 10
  • 11. representación mental de una cantidad estamos dando una definición sicológica del número. ¿Qué es el 2? ¿Qué es el 3? Cuando alguien dice “2” siempre se refiere a dos borradores, dos libros, dos relojes, dos celulares etc. Cuando uno dice 2 se refiere a todos los pares, cuando uno dice 3 se refiere a todos los tríos, cuando uno dice 4 se refiere a todos los grupos de 4 cosas. Los números son el conjunto de todos los conjuntos que tengan el mismo número de elementos. En breve, los números son conjuntos de conjuntos. Con esta definición lógica del número Frege consigue conectar lógica con matemática. Justamente el proyecto logicista intenta fundamentar lógicamente la matemática partiendo por la aritmética que es la ciencia del número. En la búsqueda de su objetivo realizó la mayor contribución individual al estudio de la lógica en la historia de esta disciplina y sentó las bases para el estudio riguroso del lenguaje que iba a caracterizar a la filosofía analítica. Gottlob Frege fue el primero en identificar la distinción entre los axiomas lógicos y las reglas que son necesarias para realizar una deducción. Dio los primeros pasos hacia la axiomatización de la lógica, creó el cálculo proposicional y refinó la noción aristotélica de la cuantificación. Aristóteles tenía una visión muy simple acerca de qué tipos de enunciados podían incluirse en un razonamiento lógico. Presentaba fundamentalmente 4 formas. Proposición Categórica Aristóteles Frege básicamente intentó descifrar cuáles son los patrones de inferencia válidos involucrados en dichos enunciados: un logro verdaderamente importante. Pero el principal problema con la lógica aristotélica es que presentaba una visión muy empobrecida de lo que puede afirmarse. El enunciado: “Hay al menos un hombre que se enamora de todas las mujeres” no puede enmarcarse fácilmente dentro del 11

existencialismo

El existencialismo es un movimiento filosófico que surge en el siglo XX, en Alemania que luego se difunde por toda Europa, especialmente en Francia, este movimiento se da a raíz de los filósofos antecesores como Shopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno(siglo XIX), posteriormente se consolida el existencialismo por los trabajos de Martín Heidegger y en menor escala de Karl Jespers.
La filosofía de Heidegger sustituye la nada por Dios como la fuente de los valores humanos; Jaspers encontró a Dios (al que llamó trascendencia) en la intensa experiencia emocional de los seres humanos. Empero, el existencialismo el papel crucial de la existencia, de la libertad y la elección individual, en donde el ser humano es aquel que piensa, actúa, crea experiencias subjetivas con la vida humana dando valor al "existir"
El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo tanto es totalmente responsable de sus actos. En ello, la libertad deriva varias implicaciones, como la responsabilidad, en donde el hombre es plenamente responsable del modo de ser que va adquiriendo a lo largo de su existencia. De alguna manera la libertad resulta incómoda, debido a que hay que saber qué hacer con ella, por lo tanto será la causa de una gran angustia.
El existencialismo no cree en normas generales vállidas para todos, no tiene un sentido de referencia o sea que el hombre bajo sus responsabilidades debe crear sus propias normas. Cuando realiza una elección, tiene inseguridad si es buena o mala, por tanto esta va acompañada de la angustia.
¿Qué es existencia?
PARA LA DRAE.
EXISTENCIA. (Del lat. tardío exsistentia). f. Acto de existir. || 2. Vida del hombre. || 3. Fil. Por oposición a esencia, realidad concreta de un ente cualquiera. En el léxico del existencialismo, por antonom., existencia humana. || 4. Mercancías destinadas a la venta, guardadas en un almacén o tienda.
EN CAMPO FILOSÓFICO
En general, el concepto de "existencia" se contrapone a esencia y no es, en principio, un término que pueda ser definido ya que la definición se refiere a la esencia. Pero para los existencialistas, este término tiene un significado restringido, es el modo de ser propio del hombre.
Así sólo el hombre "existe" propiamente, puesto que "hombre" y "existencia" son tenidas por sinónimos. Y en este sentido, la existencia implica libertad y conciencia.
Existencia es lo que nunca es objeto; es el origen a partir del cual yo pienso y actúo, sobre el cual hablo en pensamientos que no son conocimiento de algo: 'existencia' es lo que se refiere y relaciona consigo mismo y, en ello, con su propia trascendencia1
Temas que trasciende en el existencialismo
1. Individualismo Moral
La mayoría de los filósofos desde Platón ha mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca a la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Søren Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que el individuo ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales y objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. También durante el siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como morales.
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1 Jaspers, "Filosofía"
2. Subjetividad
Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y la actuación según las propias convicciones constituyen los factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más elevada que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un Universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia.
3. Elección y compromisos
Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han expuesto que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que éste les lleve.
4. Temor y angustia
Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó "temor". Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. El concepto de angustia posee un papel decisivo y similar en las obras del filósofo alemán Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra "náusea" se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del Universo, y el término "angustia" para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento.
Monografias.com
Jean-Paul Sartre es una de las indiscutibles figuras de la historia de la cultura del siglo XX. Principal representante del existencialismo filosófico, su actividad como dramaturgo y novelista le hizo merecedor del Premio Nobel de Literatura en 1964, galardón que rechazó para no ver comprometida su integridad como escritor.
Jean Paul Sartre
Filósofo y escritor Francés (1905 - 1980)
Uno de los más brillantes pensadores de este siglo, personalidad primerísima del movimiento existencialista. Expresó gran parte de su doctrina en obras dramáticas y novelas que han alcanzado resonancia universal. Como filósofo reflexionó sobre la soledad, la angustia, el fracaso, la muerte... Sostuvo que la existencia precede a la esencia, que el infierno son los otros y que el hombre es una pasión inútil. Su obra filosófica más importante es El ser y la nada. "Fue ante todo un hombre público; se mantuvo siempre en la brecha tomando posición ante los avatares políticos contemporáneos y teorizó el compromiso del intelectual con el mundo y la realidad. Pero si su aproximación al partido comunista concluyó abruptamente tras la represión de Budapest, como escritor con los años fue afinando un estilo exquisito que lo hizo merecedor del premio Nobel de Literatura en 1964, galardón que rechazó por razones éticas. Fue profesor en El Havre y en París hasta 1945, fecha en la que renunció para consagrarse plenamente a liderar el movimiento existencialista", dice su biógrafo. Nació en París. Su padre murió cuando él tenía pocos meses de nacido, por lo que vivió su infancia bajo la cuidadosa y suave tutela de sus abuelos. Estudió en el Liceo Enrique IV y en la Escuela Normal Superior y se graduó con distinción en 1928. Ejerció la docencia en Laon, Le Havre y Neuilly, viajó por Alemania, Grecia y Egipto, y estudió las filosofías existencialistas y fenomenológicas de Kierkegaard, Heidegger y Husserl. Adoptó su principio básico de que la existencia precede a la esencia en su primera novela, La náusea, de 1938 y en diversas narraciones cortas, en las que trató de representar la trágica angustia de un alma consciente de hallarse condenado a ser libre. Según sus palabras, esta pavorosa libertad significa que el hombre ante todo existe, se encuentra a sí mismo, se agita en el mundo y se define después, y por lo tanto, está condenado en cada instante de su vida a la absoluta responsabilidad de renovarse. Incorporado al ejército en 1939, cayó prisionero de los alemanes en 1940. Repatriado, intervino activamente en la Resistencia. La primera de sus muchas obras teatrales, Las moscas, es de 1942. Después de la guerra produjo obras dramáticas sobre temas existenciales, Las manos sucias, El diablo y el buen Dios y A puerta cerrada. Entre sus novelas sobresalen La edad de la razón, La tregua y la colección de cuentos El muro. Publicó también El existencialismo es un humanismo, La prostituta respetuosa, Baudelaire, ¿Qué es la literatura?, Situaciones y Crítica de la razón dialéctica. Falleció en París. Había dicho: "Durante mucho tiempo tomé la pluma como una espada; ahora conozco nuestra impotencia... La cultura no salva nada ni a nadie, no justifica. Pero es un producto del hombre, que se proyecta en ella, se reconoce... Ese viejo edificio en ruinas, mi impostura, es también mi carácter; podemos deshacernos de una neurosis, pero no curarnos de nosotros mismos 2
Existencialismo para Sartre
Aun cuando más adelante Sartre se apartó del existencialismo, se hizo famoso como existencialista y es muy probable que simple se lo recuerde como tal.
A fines de la segunda guerra mundial, la destrucción y la muerte sembrada por el conflicto desencadenaron la mirada optimista acerca del progreso suscitado en el discurso positivista. Es allí donde desarrolla la figura de Sartre que sin haber inventado el término de existencialismo le otorga una fuerte presencia a una filosofía que si bien para algunos es más una actitud que una escuela de pensamiento, llama la atención por atender temas como la subjetividad, la finitud, la autenticidad, la libertad y la soledad.
Pero se denomina existencialismo a una serie de doctrinas filosóficas que, aunque suelen diferir en mucho puntos, coinciden considerar que es la existencia del ser humano, el ser libre, la que define su esencia, en lugar de su esencia humana la que determina su existencia.
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2 http://caminantes.metropoliglobal.com/index.htm
Para Sartre, el existencialismo es la filosofía que hace suya la comunicación de que la "existencia precede a la esencia" pero realmente ¿qué quiere decir?
Para poder entenderla consideremos lo opuesto "la esencia precede a la existencia" donde esencia significa:
Lo que es una cosa
La definición de cosa
La idea de cosa
La naturaleza de la cosa
La función de la cosa
El programa de la cosa
En el caso de los artefactos creados por el hombre, la esencia precede a la existencia.
Imagínense la invención de la tijera:
Un hombre que necesitaba algo para cortar papel
La creación de la tijera
El corte de papel
Aquí la idea de la cosa precede a la creación efectiva del objeto. Pero si el invento del hombre no cumple su objetivo (no corta papel) sería un invento malo.
Según Sartre la tradición filosófica occidental, desde Sócrates en adelante supuso que en los seres humanos "la esencia precede a la existencia". Ya sea porque creía en alguna esencia platónica preexistente que deja su estampa en el individuo como el repostero con su molde o porque creía que el ser humano existe en la mente de Dios antes de la creación (más o menos como existían las tijeras en la mente del inventor)
De acuerdo con esta concepción, los humanos, igual que las tijeras son evaluadas por el grado en que responden a la esencia. Un hombre que no satisface a la esencia al igual que la tijera es malo, o tal vez humano en absoluto.
Para Sartre, en cambio, todo esto terminó en el siglo XIX cuando Nietzsche trajo la noticia de que Dios ha muerto.
Entonces en sentido figurado, podríamos decir que si no hay Dios, no hay tampoco ninguna idea en la mente de Dios a la que deba responder al hombre o como afirma Sartre cada ser humano está solo, abandonado y libre. Cada cual crea y recrea su esencia en todo momento, y gracias a sus elecciones y acciones. Es por eso que Sartre dice "que cree que es existencialista aquel que cree que la existencia precede a la esencia".
Podría parecer que según esta definición, un existencialista tiene que ser  forzosamente otro.
Es mas muchos existencialistas eran regresos de hecho el fundador reconocido del existencialismo Kierkegaard, era un cristiano emprendido. No negaba la existencia de Dios ni que los humanos éramos  creación de Dios, pero sostenía que la creencia de Dios no era más que eso: una creencia, un artículo de fe al que uno se aferraba apasionadamente y no un dato científico o una deducción lógica. Para él entre el hombre y Dios había un abismo infinito.
Dios nos dejó en "aislamiento absoluto": cuando lo invocamos, nos responde de un silencio.
Para Kierkegaard, ese silencio es justamente la presencia de Dios.
Al poner énfasis en nuestro abandono y en la libertad que Dios nos ha dado(y por ende en la responsabilidad que tenemos en nosotros mismos) Kierkegaard nos está diciendo que al buscar a Dios, buscamos nuestra libertad por consiguiente también para Kierkegaard la existencia precede a la esencia, por lo tanto puede llamarse existencialista.
El existencialista tiene características como: introduce la vivencia personal en la reflexión filosófica. Frente a la tradición de que el filósofo debe establecer cierta distancia entre el mismo como sujeto pensante y el objeto que considera. El existencialista se sumerge apasionadamente en lo que contempla, hasta el punto de que su filosofía puede llegar a ser una filosofía autobiográfica.
Los temas sobre los que reflexiona el existencialismo se mueven alrededor del hombre y de la realidad humana.
El hombre para los existencialistas no es un mero objeto. El hombre es un sujeto en el mundo y abierto al mundo. Para Sartre el hombre se crea a sí mismo.
La libertad es otro de los temas básicos para los existencialistas no se trata en ello, sin embargo, de la libertad académica, de la libertad como presupuesto de nivel moral, sino de la libertad que hace posible la elección y, por lo tanto, la realización del individuo.
La muerte también es objeto de atención para los existencialistas. El ser para la muerte es el verdadero destino y objetivo de la existencia humana.
La conciencia es siempre conciencia de algo. El dato primario del yo es la intencionalidad de la conciencia. Ésta es del mundo pero no se halla en el mundo como las cosas. La distancia entre el ser y la conciencia es llamada por Sartre "nada"
FENOMENOLOGÍA
Si la filosofía primitiva de Sartre se llamó ''existencialista'' por su contenido, su método se llamó ''fenomenológico''.
La fenomenología fue creada por el filósofo alemán Edmund Husserl, un contemporáneo de Sartre mayor que él, cuyas ideas Sartre estudió en Alemania.
Pensamiento y obra de Sartre
Las obras filosóficas de Sartre conjugan la fenomenología del filósofo alemán Edmund Husserl, la metafísica de los filósofos alemanes Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Martin Heidegger, y la teoría social de Karl Marx en una visión única llamada existencialismo. Este enfoque, que relaciona la teoría filosófica con la vida, la literatura, la psicología y la acción política suscitó un amplio interés popular que hizo del existencialismo un movimiento mundial.
EL SER Y LA NADA
En su primera obra filosófica, El ser y la nada (1943) Sartre concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa. Al distinguir entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los hombres se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencial afirmaba la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacía del reconocimiento de una absoluta libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana. Las obras de teatro y novelas de Sartre expresan su creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos deben confiar en sus poderes creativos más que en la autoridad social o religiosa.
CRÍTICA DE LA RAZÓN DIALÉCTICA
En su última obra filosófica, Crítica de la razón dialéctica (1960), Sartre trasladó el énfasis puesto en la libertad existencialista y la subjetividad por el determinismo social marxista. Afirmaba que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización, lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder individual y la libertad sólo pueden recobrarse a través de la acción revolucionaria colectiva.
OBRAS:
La Náusea (1938)
La edad de la razón (1945),
y La muerte en el alma (1949)
El aplazamiento (1945)
La infancia de un jefe
Qué es la literatura
Crítica de la razón dialéctica
Obras teatrales:
Las moscas (1942)
A puerta cerrada (1944)
comediante y mártir (1952)
La puta respetuosa (1946)
El idiota de la familia (consta de 3 volúmenes, 1971-1972)
Algunas frases célebres de Jean Paul Sartre
Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Felicidad
El hombre nace libre, responsable y sin excusas.
Libertad
Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es.
Autenticidad
Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren.
Guerra
Soñar en teoría, es vivir un poco, pero vivir soñando es no existir.
Sueños
El hombre está condenado a ser libre.
Libertad
Nunca las noticias son malas para los elegidos de Dios.
Malas noticias
Los cobardes son los que se cobijan bajo las normas.
Cobardía
Un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo.
Destino
Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo.
Historia
Cada hombre tiene que inventar su camino.
Destino
La libertad es lo que haces con lo que te han hecho.
Libertad
Todos los medios son buenos cuando son eficaces.
Pragmatismo
El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el hombre.
Literatura
La conciencia sólo puede existir de una manera, y es teniendo conciencia de que existe.
Conclusión
Este gran escritor y filosofo Jean Paul Sartre es considerado como máximo exponente de la corriente filosófica contemporánea existencialista en el cual nos plasma en el medio literario la gran libertad absoluta de nuestro ser como existencia realizada una vez hecha esencia; libertad que somos en cuanto existentes y como él mismo afirma "el hombre libertad absoluta"... que se realiza mediante el compromiso y la responsabilidad y no el engaño o como diría nuestro gran filósofo existencialista en engañarse o actuar de mala fe.
Hoy en día, como anteriormente lo mencione no hay corriente de pensamiento más realista que la existencialista; no me parece que sea angustiante leer a Sartre como algunos dicen, me parece que nos da una apertura mental importantísima para comprendernos a nosotros y a los hechos del cual somos responsables; que mejor situación que la de ser conscientes de que somos los que deciden el curso del planeta y que la de saber que muchos de los valores de la vida diaria nuestra, y que no son más que la extensión de nuestra sociedad que se vive ahora.

fenomenología y axiologia

Introducción
La fenomenología no es un movimiento homogéneo pues se han dado distintas interpretaciones, tanto en la caracterización del auténtico método fenomenológico como en las tesis doctrinales en las que hay que concluir; las dos variantes principales son la fenomenología realista para la que los fenómenos conocidos son reales e independientes de nuestra mente, y la fenomenología trascendental, un nuevo idealismo para el cual la realidad es una consecuencia de los distintos modos de actuación de la conciencia pura o trascendental. El fundador de este movimiento es Edmund Husserl (1859-1938), y los representantes más importantes Alexander Pfänder (1870-1941), Max Scheler (1874-1928), Dietrich Von Hildebrand (1890-1978), Martin Heidegger (1889-1976), Jean-Paul Sartre (1905-1980) y Maurice Merleau-Ponty (1908-1961).
El método fenomenológico no parte del diseño de una  teoría, sino del mundo conocido, del cual hace un análisis descriptivo en base a las experiencias compartidas. Del mundo conocido y de las experiencias intersubjetivas se obtienen las señales, indicaciones para interpretar la diversidad de símbolos. A partir de allí, es posible interpretar los procesos y estructuras sociales. En las ciencias sociales se requieren de "constructos" y "tipos" para investigar objetivamente la realidad social. Estos tienen que tener las características de una consistencia lógica y una adecuación al fenómeno estudiado.
El énfasis no se encuentra en el sistema social ni en las interrelaciones funcionales, sino en la interpretación de los significados del mundo (Lebenswelt) y las acciones de los sujetos. Estas nociones epistemológicas inducen al empleo de métodos cualitativos de investigación.
El método fenomenológico puede resultar particularmente útil para la interpretación de los hechos y procesos estudiados; para captar el sentido de los fenómenos y la intención de las actividades sociales.
La filosofía fenomenológica
Movimiento filosófico del siglo XX caracterizado por su pretensión de radical fidelidad a lo dado, a lo que realmente se ofrece a la experiencia, para describir los rasgos esenciales, las esencias de las distintas regiones de la realidad que en esta actitud se muestran.
La fenomenología (del griego: fa???µe?o?: "apariencia", ?????: "estudio, tratado") es una parte o ciencia de la filosofía que analiza y estudia los fenómenos lanzados a la conciencia, es decir, las esencias de las cosas. Dicho de otro modo, la fenomenología es la ciencia que estudia la relación que hay entre los hechos (fenómenos) y el ámbito en que se hace presente esta realidad (psiquismo, la conciencia).
Lo que vemos no es el objeto en sí mismo, sino cómo y cuándo es dado en los actos intencionales. El conocimiento de las esencias sólo es posible obviando todas las presunciones sobre la existencia de un mundo exterior y los aspectos sin esencia (subjetivos) de cómo el objeto es dado a nosotros. Este proceso fue denominado epoché por Edmund Husserl, el padre de la fenomenología y se le caracteriza por poner entre paréntesis las cosas; es decir, ir a las cosas mismas.
Husserl introduce más tarde el método de reducción fenomenológica para eliminar la existencia de objetos externos. Quería concentrarse en lo ideal, en la estructura esencial de la conciencia. Lo que queda después de esto es el ego transcendental que se opone al concreto ego empírico. Ahora con esta filosofía se estudian las estructuras esenciales que hay en la pura conciencia, el noemata y las relaciones entre ellos.
La fenomenología también es un método. A diferencia del método cartesiano que tomaba por "real" todo aquello que fuera primero dudado y luego pensado de manera "clara y distinta", el método fenomenológico toma por real todo aquello que es pensado de manera clara y distinta y puesto en perspectiva temporal. Así, hoy se habla de una psicología, una politología, una historiología fundamentadas explícitamente por el método fenomenológico y se trabaja en un desarrollo de las ciencias matemáticas y físicas, por poner algunos ejemplos.
El uso posterior del término está basado principalmente en, o (críticamente) relacionado con, la presentación de Husserl y la explicación de una ontología por esencias. Esta rama de la filosofía se diferencia de otras en que tiende a ser más "descriptiva" que "explicativa".
La fenomenología aspira al conocimiento estricto de los fenómenos. Esta última palabra puede inducir a error pues con frecuencia la utilizamos para referirnos a las apariencias sensibles de las cosas, apariencias que no coinciden con la supuesta realidad que debajo de ellas se encuentra. La fenomenología no entiende así los fenómenos, pues para esta corriente filosófica los fenómenos son, simplemente, las cosas tal y como se muestran, tal y como se ofrecen a la conciencia.
El lema de este movimiento es el plegarse a las cosas mismas, el ser fiel a lo que realmente se experimenta, de ahí que propugne la intuición como instrumento fundamental de conocimiento. La intuición es la experiencia cognoscitiva en la cual el objeto conocido se nos hace presente, se nos muestra "en persona", experiencia opuesta al mentar o referirse a un objeto con el pensamiento meramente conceptual. A diferencia de las corrientes empiristas, la fenomenología no limita la intuición al mundo perceptual sino que acepta varias formas de darse las cosas, varias formas de intuición: cada objetividad se muestra de distinto modo a la conciencia, en función de su propio ser o esencia: las cosas físicas se hacen presentes a nuestra conciencia de otro modo que los objetos matemáticos, las leyes lógicas, los valores estéticos, los valores éticos, o las propias vivencias. La virtud del buen fenomenólogo es su perfección en el mirar, el saber disponer adecuadamente su espíritu para captar cada tipo de realidad en lo que tiene de propia.
Junto con esta tesis, es común al movimiento fenomenológico la idea de que en el mundo hay hechos, pero también esencias. Los hechos son las realidades contingentes, las esencias las realidades necesarias; la tarea de la fenomenología es descubrir y describir las esencias y relaciones esenciales existentes en la realidad, y ello en cada uno de los ámbitos de interés del filósofo (mundo ético, estético, religioso, lógico, antropológico, psicológico,...). Cuando el fenomenólogo describe lo que ve no se preocupa por el aspecto concreto de lo que ve, intenta captar lo esencial; así, si se preocupa por estudiar la voluntad, no intenta describir los aspectos concretos presentes en un acto voluntario real sino la esencia de la voluntad y sus relaciones esenciales con otros aspectos de la subjetividad como el conocimiento o la libertad. La fenomenología considera que además de la intuición empírica o percepción existe la intuición de las esencias o formas universales de las cosas. La intuición en la que se hace presente lo universal recibe el nombre de intuición eidética.
Definición
Es la doctrina filosófica que estudia lo que aparece, es decir, los fenómenos. Fue iniciada por el filósofo J.H. Lambert (1728-1777), al investigar sobre el tema de las apariencias. En la modernidad surge en el siglo XX en Alemania con Husserl. "La fenomenología es el estudio de la ciencia del fenómeno, puesto que todo aquello que aparece es fenómeno".
La fenomenología es una ciencia de objetos ideales, por tanto a priori y universal, porque es ciencia de las vivencias. "Es una ciencia esencialmente nueva, alejada del pensar natural, por lo que tiene de peculiar y por desarrollarse sólo en nuestros días se llama a sí misma ciencia de fenómenos".
La conciencia en la fenomenología
El tema de investigación más característico de la fenomenología es la conciencia; se entiende por conciencia el ámbito en el que se hace presente o se muestra la realidad; la realidad en la medida en que se muestra o aparece a una conciencia recibe el nombre de fenómeno. La característica fundamental que la fenomenología encuentra en la conciencia es la intencionalidad en el lenguaje ordinario llamamos intencional a la conducta hecha mediante un acto de voluntad, a la conducta deliberada; en fenomenología la intencionalidad es una propiedad más básica: se refiere al hecho de que toda conciencia es conciencia de algo, todo acto de conciencia es siempre una relación con otra cosa, un referirse a algo. La conciencia no se limita al conocimiento: puedo conocer un árbol, puedo percibirlo o pensar en él, pero también puedo vincularme con él mediante otros modos de conciencia: puedo desear estar a su sombra, o imaginarlo con más hojas que las que tiene, o temer que se pueda secar, y tal vez hasta lo puedo amar u odiar. La percepción, el recuerdo, la imaginación, el pensamiento, el amor, el odio, el deseo, el querer, son distintas formas de darse el vivir de la conciencia. Una importante tarea de la fenomenología es la descripción de los tipos distintos de vivencias, de sus géneros y especies, y de las relaciones esenciales que entre ellas se establecen.
La conciencia es intencional, está lanzada al futuro. Es un "ir hacia" que busca, encuentra y sobrepasa lo encontrado.
La conciencia se mueve en tres tiempos (imaginación, sensación y memoria como futuro, presente y pasado). Los tiempos de conciencia se dan indisolublemente en estructura primando siempre el "ir hacia", la intención. En la conciencia, a diferencia del tiempo público que va desde el pasado hacia el futuro, puede estar en el pasado "recordando" algo mientras experimenta la sensación que le produce ese recuerdo. Recuerdo que no se presenta pasivamente sino que es evocado por una necesidad de futuro (intencionado). El primado del futuro coloca a la conciencia frente al problema de la muerte (finitud), de tal manera que no hay acto en ella que en última instancia no esté relacionado.
La conciencia trabaja en estructura con el mundo, por lo cual hablar de un fenómeno es indisoluble de hablar de la conciencia y a la inversa; para hablar de la conciencia siempre tendremos que hacerlo con un fenómeno. Entendemos por descripción fenomenológica a toda descripción que se haga de la conciencia referida a un fenómeno desde el punto de vista de la temporalidad.
Entendemos por reducción fenomenológica a la intención que pone conciencia en todo acto, en todo fenómeno. De ahí que en toda descripción fenomenológica lleve implícita en su desarrollo su correspondiente reducción fenomenológica. Y a su vez, no es posible hacer una reducción fenomenológica sin su correspondiente descripción fenomenológica. La intención que pone conciencia en un acto, también se llama esencia y es el objeto de la reducción fenomenológica.
Fenomenólogos
Aunque el término "fenomenología" fue usado muchas veces en la historia de la filosofía antes de Husserl, el uso moderno de la palabra está ligado explícitamente a su método particular. A continuación se presenta una lista cronológica de pensadores importantes en el desarrollo de la fenomenología, con comentarios breves de sus contribuciones:
REPRESENTANTES:
FRIEDRICH CHRISTOPH OETINGER (1702 - 1782) pietista alemán, usó el término en el estudio del "sistema divino de relaciones".
RICHARD KLEIDERMAN: Racionalista, usa el método para los problemas del conocimiento.
DAVID HUME (1711 – 1776) Filósofo escocés, llamado a veces escéptico o partidario del sentido común. Aunque esta conexión es algo tendenciosa, Hume, en su Tratado sobre la Naturaleza Humana, parece tomar un enfoque fenomenológico o psicológico al describir el proceso de razonamiento de la causalidad en términos psicológicos. Esta es también la inspiración para la distinción kantiana entre la realidad noúmenica y la fenoménica.
JOHANN HEINRICH LAMBERT (1728–1777) Matemático, físico y filósofo de la teoría de la apariencias que son la base del conocimiento empírico.
IMMANUEL KANT (1724–1804), en la Crítica de la razón pura, diferenció entre objetos como fenómenos, que son los objetos formados y asimilados por la sensibilidad humana y el entendimiento, de los objetos como cosas-en-sí o noumenos, que no se nos aparecen en el espacio y el tiempo y sobre los que no podemos hacer juicios legítimos.
GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL (1770–1831) cuestionó la doctrina de Kant de la cosa-en-sí que no se puede conocer, y declaró que al conocer los fenómenos más plenamente, podemos llegar gradualmente a una conciencia de la verdad absoluta y espiritual de la Divinidad.
La Fenomenología del espíritu de Hegel, publicada en 1807, provocó numerosas opiniones encontradas, incluyendo los trabajos existencialistas de Søren Kierkegaard, Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre, así como el trabajo materialista de Marx y sus muchos seguidores.
FRANZ BRENTANO (1838 - 1917) parece haber utilizado el término en algunas de sus ponencias en Viena. También tuvo a Edmund Husserl como discípulo, y pudo haber influido en su visión de la intencionalidad.
EUGENIO MARÍA DE HOSTOS (1839 - 1903) utilizó el método fenomenológico indirectamente en su Tratado de Moral.
CARL STUMPF (1848 - 1936) lo usó para referirse a una ontología del contenido sensorial.
EDMUND HUSSERL (1859 – 1938) redefinió la fenomenología primero como una especie psicología descriptiva y después como una disciplina eidética fundacional y epistemológica para estudiar las esencias. Se le conoce como el "padre" de la fenomenología.
MAX SCHELER (1874 - 1928) desorrolló aún más el método fenomenológico de Edmund Husserl y lo extendió para incluir una reducción del método científico.
MARTÍN HEIDEGGER (1889 – 1976) criticó la teoría de la fenomenología de Husserl mientras trataba de desarrollar una teoría de la ontología que lo llevó a su teoría original del Dasein, el ser humano abstracto en su gran obra Ser y Tiempo.
EDITH STEIN (1891 - 1942)
JEAN-PAUL SARTRE (1905-1980) empleó el método fenomenológico de Edmund Husserl, que había estudiado en Berlín, para desarrollar su célebre obra El ser y la nada que explicó en una ontología existencialista atea.
ALFRED SCHÜTZ (1899-1959) desarrolló una fenomenología del mundo social sobre la base de la experiencia diaria, misma que ha influido a sociólogos importantes como Peter Berger y Thomas Luckman.
GASTON BACHELARD (1884-1962) Epistemólogo y psicoanalista francés, elaboró una fenomenología de la imaginación material y redefinió el concepto de símbolo en la fenomenología de las religiones.
FRANCISCO VARELA (1946-2001) Biólogo y filósofo chileno, que planteó las bases de estudio de la fenomenología experimental a través de la neurociencia.  
Principal representante de la fenomenología
EDMUND HUSSERL.
Vida. Nació en 1859 en Prossnitz (Moravia), de familia judía. Fue discípulo de Brentano, estudió matemáticas y filosofía y fue profesor en Gottinga y Friburgo donde finalmente murió en 1938.
Se dice que "su principal discípulo fue Martin Heidegger, quien lo sucedió en su cátedra de Friburgo cuando el régimen nazi lo obligó a abandonar la docencia. Otro discípulo suyo, el Franciscano Belga P. Van Breda, temiendo el antisemitismo
hitleriano, transportó clandestino a Lovaina la biblioteca y los escritos inéditos de Husserl".
Obras. Entre sus principales se resaltan:
"Filosofía de la Aritmética", "Investigaciones Lógicas", "Ideas para una Fenomenología Pura y Filosofía Fenomenológica", "Lógica Formal y Trascendental", "Filosofía como Ciencia Rigurosa", "Meditaciones Cartesianas".
Pensamiento.
La Fenomenología como Método. Lo mismo que Descartes, Husserl quiere darle a la filosofía un método absoluto sobre el cual basa su sistema de verdades. Así como Descartes se había inspirado en la firmeza de las matemáticas para lograr su método, Husserl hace una distinción en la evidencia que aparece a nuestro espíritu, de la cual dice que hay dos clases: Evidencias acertóricas, que se refiere a una verdad pero no hace imposible que lo contrario sea verdadero, este tipo de evidencias se encuentran en los hechos que continuamente palpamos. Y evidencias apodícticas, es superior a la anterior pues no sólo se refiere a algo verdadero sino a lo necesario, de tal modo que sería absurdo pensar lo contrario como verdadero; este tipo de evidencias lo encontramos en verdades rigurosas como las de las matemáticas.
"Husserl piensa que todas la ciencias han procurado basarse en verdades apodícticas, mientras que la filosofía todavía no lo ha hecho, pues continúa enunciando proporciones que carecen de validez universal, o sea, que no son válidas para toda conciencia. En consecuencia Husserl propone para tal fin un método que él denomina fenomenológico".
En síntesis esta fenomenología consiste en remontarse por intuición hasta las esencias que posibilitan las captaciones ordinarias; así por ejemplo, hacer la fenomenología del amor no consistirá en describir experiencias concretas y realistas del amor, sino las vivencias necesarias para experimentar el amor como un valor.
"La fenomenología echa mano de la descripción de lo que aparece, pero de aquello que surge con evidencia apodíctica. Deja entonces de lado la explicación de las cosas por los primeros principios y por las causas, y establece que es la intuición intelectual el procedimiento propio de la filosofía, pues no se puede aceptar nada con evidencia apodíctica si no se capta directamente en su manifestación donde el objeto aparece".
Descripción neutra se refiere a la descripción del objeto presente sin asociarlo con ideas o creencias corrientes e ingenuas acerca de su existencia real. La aceptación de esa existencia real es necesaria en la vida cotidiana pero no en el rigor filosófico, esto no quiere decir que se niegue tal existencia, pero tampoco que se afirme, simplemente se permanece en una postura neutral.
El Centro de la Fenomenología y su Objeto Principal. Son las esencias, dejando de lado que es simplemente fáctico o contingente o singular, interesándose sólo por ese centro o unidad de características que se entrelazan. Pero estas esencias no son de cualquier tipo sino que son aquellas que caracterizan las vivencias o sea, a los modos de captar por la conciencia algún objeto.
La Reducción. El término central utilizado por Husserl en su fenomenología es el término Reducción o Apojé, que en resumen, es la operación mental por la cual se coloca entre paréntesis o se prescinde o se deja fuera de consideración, algún dato que ordinariamente se presenta.
El apojé intenta centrar la atención en un objeto determinado pero dejando de lado intencionalmente algún dato que generalmente perturbaría la atención y el rigor deseado. Husserl menciona muchos tipos de apojé pero los principales son:
Apojé Filosófica: Consiste en poner entre paréntesis toda teoría filosófica y todo presupuesto, con el fin de enfocar la atención únicamente en los objetos. Husserl considera que no se aprende filosofía estudiando a los filósofos sino yendo directamente a los objetos; además piensa que es necesario dejar de lado los principios lógicos, pues de lo contrario tendríamos que caer en largas discusiones acerca de su validez.
Apojé Fenomenológica: Consiste en colocar entre paréntesis todo lo accidental, fáctico y contingente, para enfocar en el objeto solamente lo esencial, lo necesario, lo a priori.
Apojé Eidética: Es el que hasta ahora había practicado Husserl para llegar a una fenomenología pura como intuición de las esencias, constituyendo las diversas ramas de conocimientos eidéticos. Se reduce al fenómeno a su estructura esencial, poniendo entre paréntesis todos los elementos individuales y contingentes, todo lo que no es dado en la pura esencia del fenómeno; muy similar a la abstracción tradicional.
La Intencionalidad. Es una propiedad esencial de la conciencia por la cual ésta se tiende hacia un objeto, gráficamente se podría representar como una flecha tendida hacia el objeto. La conciencia no debe entenderse entonces como una substancia sino como una actividad, como un estar lanzado hacia la conciencia, es siempre conciencia de, y cada tipo de objeto tiene siempre un tipo de intencionalidad.
En este tema Husserl distingue entre Noesis que es el aspecto subjetivo de acto de conocer, mientras que el Noema es el aspecto objetivo, o sea, lo captado en el conocer, aunque ambos polos son necesarios en la fenomenología puesto que ésta consiste en pasar del noema a la noesis correspondiente, que en ese momentos e vuelve noema puesto su contenido es lo que se quiere analizar en ese nuevo acto.
MAX SCHELER
Vida. Nació en Munich 1874 y murió en 1928 de una familia proveniente de Franconia. Sus antecesores de línea paterna habían residido desde el siglo XVI en Coburgo; entre ellos se encuentran pastores protestantes y juristas que ocupaban altos cargos. Su padre, un campesino bárbaro, al casarse se convirtió al catolicismo, del lado materno desciende de una familia judía.
Cursó sus estudios medios en Luitpold y en Ludwig-Gymnasium de Munich. Bajo la influencia del capellán del liceo se convirtió al catolicismo, a los quince años se hizo bautizar.
Terminados los estudios de humanidades, siguió primero cursos de filosofía y de ciencias en su ciudad natal. En 1901 inicia Scheler su actividad docente en la Universidad de Jena y después en las Universidades de Munich y Colonia, es en este mismo año cuando tiene su primer contacto y conocimiento personal con Husserl hasta el punto de llegar a ser su discípulo.
Max Scheler fue también discípulo de Eucken, pero adoptó pronto el método fenomenológico, aplicándolo a esferas que Husserl había dejado inéditas. Recibió también influencias de Bergson y de Dilthey. "Los filósofos que más poderosamente gravitaron su pensamiento fueron Nietzsche y San Agustín". Primeramente triunfa en Scheler San Agustín contra Nietzsche, e inclusive se convierte al catolicismo, cuyos sacramentos recibió con toda solemnidad en la pascua de 1916.
Critica a Nietzsche y desarrolla un riguroso pensamiento personalista y teísta. En 1925 se apartó de la Iglesia y se hundió cada vez más en la heterodoxia. Es el triunfo de Nietzsche sobre San Agustín. Cambia la dirección de su pensamiento, reconoce la preponderancia de los instintos y la impotencia del espíritu y desemboca en una especie de panteísmo evolucionista.
Obras. Las obras más representativas son:
"El Resentimiento y el juicio moral de los valores", "El Formalismo en la Ética y la Ética Material de los Valores", "Esencia y Formas de la Simpatía", "La Crisis de los Valores", "De lo Eterno en el Hombre", "Las Formas de Saber y la Sociedad", "El Puesto del Hombre en el Cosmos y Concepción Filosófica del Mundo".
Pensamiento. Su pensamiento, tan agudo y claro no es metafísico en sentido estricto y, además, esto tiene la consecuencia de que carece de unidad sistemática, sus visiones geniales iluminan diferentes zonas de la realidad, usa la fenomenología como conocimiento de esencias y prepara el camino para una metafísica actual, ha concentrado su atención en los temas del hombre y de su vida.
"Max Scheler propugna una ética basada en los valores. Estos valores, en cuanto a entidades ideales, se presentan como universales y necesarios. A través de la intuición el ser humano descubre tales valores de un modo natural; el resultado de esta intuición de los valores lo llama Scheler "Sentimiento de Valor". Los valores se nos presentan, pues, de un modo intuitivo, no racional y, además, de forma individual y colectiva".
El ser humano asume el sentimiento de un valor y ante ello, puede aceptarlo, criticarlo o realizarlo. Para él, hay en el individuo un sentido dinámico de la persona, en tanto que lleva a cabo aquellos valores que cree útil y necesario realizarlos. La función del valor reside, por tanto, en que da sentido a los actos del ser humano.
Clases de fenomenología
La Fenomenología está dividida en tres partes principales, que corresponden a las tres fases más importantes de la conciencia.
"La primera de éstas fases es la conciencia, es decir, la Conciencia del objeto como cosa sensible que se opone al sujeto; la segunda fase es la de la Autoconciencia, que trata con gran amplitud el problema de la conciencia social; la tercera fase es la de la Razón, a la que se presenta como la síntesis o unidad de las fases precedentes en un nivel superior, en otras palabras, la razón es la síntesis de la objetividad y la subjetividad".
ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO
Al hablar de consecuencias de la fenomenología para el mundo de hoy, hay que comenzar por situarlas en el plano intelectual y de conceptos lógicos, pero no de contextura social o práctica.
Sin duda que la fenomenología le ha inyectado vida a las ciencias, oxigenando las estructuras que las caracteriza, pero pasar a cuantificar y a enumerar las consecuencias y efectos de esta disciplina para nuestro tiempo es sumamente difícil.
Concebir al mundo, las cosas, y el hombre como fenómenos es hacerlos objetos de conocimiento. Posibilidad de conocimiento, y este es un avance fenomenológico en cuanto que quita el mito y el carácter sagrado o prohibido a muchos, que antes históricamente no podían ser escrutados e investigados, esto permite que la ciencia crezca y el acercamiento a la verdad aumente, porque la fenomenología no tiene prejuicios.
La fenomenología acaba con las verdades terminantes y definitivas y empieza a darle paso a la especulación, a la investigación, a la duda, al replanteamiento, en el fenómeno cabe todo esto.
Teniendo en cuenta que esta fenomenología no tiene fronteras, sino que puede llegar a todas las disciplinas de conocimiento, se puede concluir que su gran riqueza es la de posibilitar el método científico en todos los ramos del saber y acercar a la verdad.
Además, hay que entender que la fenomenología es nueva, apenas aprende a identificarse, se están descubriendo sus aplicaciones, se está identificando, por lo tanto, hablar de consecuencia en el día de hoy puede sonar apresurado y carecer de objetividad, porque tales consecuencias apenas se pueden estar gestando.
El método fenomenológico
Para poner en marcha el método fenomenológico hay que adoptar un actitud radical, esto es la de la 'suspensión' del 'mundo natural'. De esta manera, podría decirse que la creencia en la realidad del mundo natural así como las proposiciones que dan lugar a esas creencias, son colocadas 'entre paréntesis'. No se trata, pues, de negar la realidad natural (lo cual diferencia este método del escepticismo clásico). El método propone colocar un nuevo 'signo' a la 'actitud natural', lo que significa abstenerse respecto a la existencia espacio-temporal del mundo.
En síntesis, el método fenomenológico, consiste en:
Examinar todos los contenidos de la conciencia
Determinar si tales contenidos son reales, ideales, imaginarios, etc.
Suspender la conciencia fenomenológica, de manera tal que resulta posible atenerse a lo dado en cuanto a tal y describirlo en su pureza
La fenomenología, no presupone nada: ni el sentido común, ni el mundo natural, ni las proposiciones científicas, ni las experiencias psicológicas. Se coloca antes de cualquier creencia y de todo juicio para explorar simplemente lo dado. Podría considerarse este método como un positivismo absoluto.
Sin embargo, el método dialéctico y el estudio del sistema social en sus dimensiones históricas y estructurales tienen una importancia mayor en la investigación participativa. En lo que se refiere al carácter individualista del método fenomenológico, se opone directamente al método de investigación participativa.
Por otra parte, el primero es meramente descriptivo, mientras que el método participativo busca la interpretación de los datos cualitativos y cuantitativos, al interior y exterior de la realidad inmediata, por parte de los sujetos involucrados, tanto los investigadores como los demás participantes. Es decir, en la investigación participativa el investigador coadyuva en el proceso de describir y estructurar el significado que los involucrados dan a sus propios problemas, a los hechos y procesos sociales, desde su situación social, para formular, conjuntamente, un plan de acción para transformar esa realidad.
En este sentido es contrario, entonces, al método fenomenológico en el que el investigador trata de describir la, realidad vivida por otras personas.
Adolf Reinach. Las ontologías regionales
De entre el Círculo de jóvenes fenomenólogos que se expandió desde Gotinga a la sombra de Husserl en las dos primeras décadas del siglo XX fue A. Reinach (1883-1914) quien, pese a su corta vida, dejó una estela más duradera. A ello coadyuvaban su colaboración próxima con Husserl como Privatdozent, sus dotes particulares para la exposición y el magisterio, así como la presentación de un esbozo de Fenomenología realista, al que se adherirían más fácilmente los otros fenomenólogos una vez que se apartaron del sesgo idealista de Husserl a partir de Ideen en 1913 (así se advierte por ejemplo en las notas biográficas de Edith Stein). El propio Husserl, que avaló las tesis defendidas por Reinach en su Escrito de Habilitación de 1908, sobre Naturaleza y teoría del juicio, se refirió en tres ocasiones elogiosamente al cultivo de la Fenomenología por el discípulo (la última con ocasión de su muerte). Ciertamente, los esbozos de Reinach requerían desarrollos y ramificaciones, que en parte se vieron cumplidos en sus sucesores: así, R. Ingarden estudió el problema de la causalidad en el mundo efectivo, A. Pfänder elaboró una Ética sobre base fenomenológica, la Axiología encontró expresión acabada en M. Scheler, H. Reiner, N. Hartmann y D. Von Hildebrand, pero no parece fácil situarlos sin su primer anuncio por Reinach.
Esta Introducción a Reinach se divide en los cuatro núcleos que vertebran la obra de este autor:
a) la causalidad y el movimiento;
b) la percepción y el juicio;
c) los conceptos éticos, y
d) los actos sociales y jurídicos.
Pero a su vez la noción más original de Reinach, en la que se coordinan aquellos tratamientos y sobre la que se asienta su Fenomenología realista, es la de estado de cosas.
En primer lugar, la causalidad incluye un enlace necesario entre dos términos, que Reinach investiga entre las modalidades de juicios en diálogo con Hume y Kant. Pero a diferencia de estos autores, no ubica la necesidad en la belief ni en el modo categorial de enlace, sino en el estado de cosas subyacente al juicio, permitiéndole así enmarcar tanto los juicios de forma afirmativa como negativa bajo una única clase (ya que los estados de cosas son a la vez determinativos y negativos o excluyentes). Pero precisamente porque la necesidad causal, conexa con el movimiento transitivo, no se expresa de un modo predicativo, no emprende temáticamente su tratamiento dentro de los estados de cosas extramentales (son de mencionar las consideraciones complementarias de Ingarden a este propósito).
Por su parte, el análisis fenomenológico del tránsito de la percepción al juicio anticipa el que llevaría a cabo Husserl en Experiencia y juicio y en Lógica formal y trascendental, como paso del recubrimiento por deslizamiento entre dos términos a la intencionalidad activa específica del juicio, que transforma la identificación pasiva en una toma de posición afirmativa. Pero Reinach añade que las divisiones clásicas entre los tipos de juicios (como personales e impersonales, apodícticos y contingentes, o afirmativos y negativos) remiten a unas conexiones internas a los estados de cosas reales sobre los que los juicios lógicos versan.
En tercer lugar, las Lecciones éticas no se quedan en la dilucidación fenomenológica de la noción de valor, sino que prosiguen en los estados de cosas a que apunta en su ejercicio la razón práctica, justamente a través de un detenido examen de la deliberación, como proceso discursivo que pone en relación los valores que la propia deliberación descubre con el estado de cosas nuevo que nace con la decisión en que desemboca la deliberación.
Por último, su obra más elaborada es Los fundamentos aprióricos del derecho civil. En ella hace uso de dos modelos de análisis ya adoptados por Urbano FERRER: Adolf Reinach. Las Ontologías regionales, Husserl: el de las partes no-independientes en los todos provistos de estructura y el que se refiere a la relación entre actos fundantes y actos fundados, que permite a Husserl acceder a los actos no objetivantes, como las tomas de posición valorativas, el preguntar o las voliciones. Sin embargo, Reinach pone uno y otro esquema al servicio de la aclaración de aquellos actos cuya peculiaridad está en crear un estado de cosas nuevo, constituido por la correlación entre pretensión (Anspruch) y vinculación (Verbindlichkeit) por cada una de las partes en los actos sociales. Es un estudio que atiende de modo especial al prometer como caso peculiar y al derecho de propiedad en su relación con los actos sociales. Esta vía de análisis ha abierto el diálogo entre la Fenomenología y otras corrientes de Filosofía del lenguaje.
Esta aportación se sitúa en continuidad con los estudiosos de lengua hispana, anglosajona y alemana que se han internado en los últimos años en la obra de Reinach.
Conclusión
La fenomenológica está basada en la filosofía de Husserl y en el método de comprensión (Verstehen) de Max Weber. El debate planteado a nivel epistemológico gira en torno a la pregunta: ¿cómo se puede lograr el conocimiento?
Posteriormente, se han agregado elementos teóricos y conceptuales, desarrollados por Alfred Schütz, Henri Bergson y George Mead, sobre el sentido subjetivo que se da a los fenómenos sociales. Se parte, por ello, de la estructura del contenido y de la interpretación de la realidad a través del significado subjetivo. Este sentido subjetivo tiene una connotación social en cuanto corresponde a la interpretación de otras personas (la objetividad como intersubjetividad).
Algunos otros elementos han sido mencionados anteriormente en las referencias sobre la experiencia vivida de Ricoeur y en algunas obras de Gurvitch. El sentido (significado) se desarrolla a través del diálogo y las interacciones, para lograr así una interpretación en términos sociales, dado que las acciones de las personas tienen una intencionalidad e influyen en los demás y viceversa este método se trata, en primer lugar, de eliminar los elementos casuales, a través de la reducción fenomenológica. Por medio de la reducción y la interpretación, el fenómeno cobra sentido. La gente posee una acumulación de conocimientos, a partir de los cuales interpreta las nuevas experiencias.
Una segunda reducción es la eidética (eidos es la idea, forma, especie) que en las interpretaciones últimas conduce a los universales, los fundamentos relacionales, lo que le da el carácter científico. Es la búsqueda de las propiedades invariables de los fenómenos. Algunas críticas al método fenomenológico son que las reducciones llevan a un estilo de investigación descriptivo y no a marcos explicativos. Además se puede argumentar que contribuye al mantenimiento del orden existente. El carácter social del sentido subjetivo está insuficientemente desarrollado, y a su vez la motivación de los sujetos, en su manera de actuar, no se explica en primer lugar desde el contexto social, sino a través de la interacción subjetiva.
No obstante estas críticas, el método fenomenológico aporta ciertos elementos para el método de investigación participativa. Estos elementos son la intersubjetividad y el empleo de la intuición en la comprensión de los fenómenos sociales.


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